La capacidad de Wade Wilson (Ryan Reynolds) de reírse de sí mismo le permite salir airoso de cualquier situación. Si hay una falla narrativa en el relato, el antihéroe rompe la cuarta pared y le dice a los espectadores: "¿Lo notaron? Esto no tiene sentido". Una impunidad total que se transformó en su arma más fuerte.
Esta habilidad para imponerse a la ridiculez, y a sus propias falencias, convenció a 20th Century Fox de eliminar la violencia explícita de Deadpool 2 (2018) y reestrenarla para un público familiar –la original tuvo una clasificación R-. Vale destacar que también tiene un fin benéfico: un dólar de cada entrada vendida se donará a la fundación Fuck Cancer.
Sin embargo, a pesar de contar con escenas nuevas y cambiar el tono del relato, Once Upon a Deadpool (2018) no logró conformar a los críticos. Según los especialistas, el mayor déficit de la cinta es la falta de excesos de sangre y chistes desubicados que distinguió a la propuesta de las superproducciones del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) o el Universo Extendido de DC (DCEU).
Lejos de disgustarse con la nueva edición, otros críticos destacaron que todavía "funciona bien" aunque se trate de una estrategia evidente para volver a sacarle el jugo a un éxito. "Es un inteligente robo de dinero... y en realidad lo convierte en una película ligeramente más divertida", escribió Peter howell para Torton Star.
En tanto, Julian Romano, de Movie Web, tuvo una definición precisa sobre lo que pueden esperar los fanáticos del personaje: "Once Upon a Deadpool se pinta hilarantemente. La película se burla de sus obvias lagunas en la trama, el éxito de Deadpool 2 y la adquisición de 20th Century Fox por Disney".
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