Por casi 20 años, los X-Men se han transformado en el caballito de batalla del estudio 20th Century Fox en lo que a películas de superhéroes se refiere. Desde el año 2000, se han estrenado nada menos que 7 películas sobre estos personajes, sin contar las tres de Wolverine y las dos de Deadpool, que también pertenecen a esa franquicia.
Pero en diciembre del 2017, en plena producción de la séptima, la noticia de la compra de Fox por parte de Disney tomó por sorpresa a todo Hollywood, y a los fans de Marvel, que desde ese momento comenzaron a soñar con una reunión de los Avengers con los X-Men, algo imposible hasta el momento por la cesión de derechos de sus personaje que hizo la editorial en su momento a diferentes estudios.
Esto quizá haya afectado la producción de X-Men Dark Phoenix, un film que complementa la segunda trilogía de esta exitosa franquicia, que adolece de algunos baches imperdonables, como el hecho de no cerrar absolutamente nada, como esperando que Disney se encargue de completar todo.
La historia retoma las aventuras del grupo mutante que dirige Charles Xavier (James McAvoy) una década después de la batalla contra Apocalipsis, cuando el mundo ha aceptado a esta nueva especie humana y convive en paz con ellos.
Durante una aventura que los héroes viven en el espacio en la que buscan rescatar a la tripulación de un trasbordador espacial, Jean Grey (Sophie Turner, Sansa Stark en Game of Thrones) sufre el ataque de una fuerza sobrenatural conocida como Phoenix (Fénix), que amplifica sus poderes hasta a niveles inconcebibles, y capta la atención de una raza extraterrestre que llega a la Tierra a buscarla.
En este punto, Jean pierde su conciencia y se deja arrastra por esta fuerza primitiva y brutal, que la lleva a cometer terribles actos, y el equipo decide ir tras de ella en una carrera frenética contra los aliens.
Hasta aquí todo podría ir relativamente bien sino fuera porque el guionista y director Simon Kinberg decidió tomarse revancha de lo mal que salió la anterior adaptación de la historia de la Fénix Oscura en X-Men la Batalla Final (X-Men The Last Stand, 2006) y se mandó a debutar en la dirección con este film.
El problema es que la historia no agrega nada nuevo a lo ya plasmado en el film de 2006, e incluso se podría decir que tiene algunas carencias. Hay personajes incrustados a la fuerza como el Magneto de Michael Fassbender, que está para completar el reparto original, parlamentos imposibles de escuchar, situaciones inverosímiles e historias sin concluir (Quicksilver sigue sin revelarle a Magneto que es su hijo) que conspiran contra la estructura del guión.
Aún así, la película es entretenida de ver, como la mayoría de las de superhéroes, y no es la peor de las peores, como lo señalan algunos críticos alrededor del mundo. Hay una historia, hay personajes divertidos, actores carismáticos y mucha acción para disfrutar durante un rato en el que no haya nada demasiado importante que hacer. Lástima que se perdieron de hacer una versión mutante de la hiperexitosa Avengers Endgame.
X-Men: Dark Phoenix (Dark Phoenix, Estados Unidos/2019). Guión y dirección: Simon Kinberg. Elenco: Sophie Turner, James McAvoy, Jennifer Lawrence, Michael Fassbender, Jessica Chastain, Nicholas Hoult, Evan Peters, Alexandra Shipp, Tye Sheridan y Kodi Smit-McPhee. Fotografía: Mauro Fiore. Música: Hans Zimmer. Edición: Lee Smith. Distribuidora: Fox. Duración: 113 minutos. Apta para mayores de 13 años.