Este jueves, el director británico Ridley Scoot cumple ochenta años y por eso en DIARIO POPULAR elegimos de entre lo más selecto de su obra, sus ocho mejores trabajos.
Scott nació en en South Shields, en el condado de Durham (Inglaterra), y su figura está actualmente en los medios a raíz de su decisión de reemplazar al cuestionado Kevin Spacey por Christopher Plummer en Todo el Dinero del Mundo (All the money in the World), centrado en la historia de un importante secuestro ocurrido en la vida real.
Segundo de tres hijos, el realizador pensó en seguir los pasos del padre en la marina real británica, pero fue justamente su progenitor quien lo animó a dedicarse al arte: lo inscribió en el curso de fotografía del London's Royal College, donde el joven Ridley estudió hasta que se abrieron los cursos de cine
Con una gran facilidad para encartar las cuestiones técnicas, y muy hábil en el uso de la luz, Scott se abrió camino rápidamente en la televisión y la publicidad. Fundó una pequeña compañía de producción junto a su hermano menor, Tony, que le garantizó fama y dinero.
El productor más emprendedor del Reino Unido, David Puttman, le dio a Scott la gran oportunidad de su vida al financiarle su primer largometraje, Los duelistas. Inspirado en una novela breve de Joseph Conrad ambientada en la Europa napoleónica, que Scott reconstruyó con genial talento y pocos medios, el filme ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes a la “mejor ópera prima”.
Ansiosos por capitalizar el éxito de Star Wars, los productores de 20th Century Fox le confiaron al realizador un thriller de ciencia ficción. Filmado en estudios cerca de Londres, y con el plus de una Sigourney Weaver intrépida y guerrera, el filme tuvo un suceso increíble y generó un nicho de excelencia en el género lo que, a su vez, le abrió a su autor las puertas de Hollywood.
El filme tuvo nada menos que cinco secuelas, las dos últimas también dirigidas pro Scott que, sin embargo, nunca obtuvo el mismo reconocimieto y si varias críticas por estos trabajos.
Tras la buena aceptación de Alien, Scott se animó a aceptar otro gran desafío monumental, una propuesta que navegaba entre la superproducción y el cine de autor, e inspirada en un relato breve del escritor Philip K. Dick. El resultado fue una película noir futurista: "Blade Runner" (1982), protagonizada por Harrison Ford y un inolvidable villano en la piel de Rutger Hauer.
Ese filme, uno de los más icónicos del siglo XX, fue la consagración del realizador británico. Sin embargo, sus películas posteriores no fueron muy exitosas, lo que lo hizo dudar sobre su futuro.
Un Michael Douglas en su mejor momento (venía de sufrirla en Atracción Fatal) y Andy García en uno de sus mejores papeles no resultaron muy atractivos para el público. Nuevamente en el género del thriller, Scott logró uno de sus trabajos más llevaderos pero, al parecer una aventura policial en Japón no fue lo suficientemente convocante para los cinéfilos de ese momento que se decantaron por ver al nuevo Batman y la tercera entrega de Indiana Jones.
El mal recuerdo del baldazo de agua fría se fue con esta road movie protagonizada por Geena Davis y Susan Sarandon, una road movie rodada que cosechó buenas críticas en todo el mundo.
Muchos dicen que fue su talento para comprender a los personajes femeninos fuertes e inconformistas lo que le permitió brillar con esta historia. Sin embargo, Scott, se calzó los zapatos de observador de la realidad estadounidense y comprendió a la perfección los mecanismos del cine de Hollywood.
La película inspiró inclusive un tema de "El Amor después del amor", de FIto Páez.
Pasaron nueve años –y filmes cuestionados como Hasta el Límite (G.I. Jane, 1997)- para que el talento del británico sea premiado con un Oscar, y la ocasión fue tras el estreno del péplum de alto presupuesto Gladiador, protagonizada por Russell Crowe.
A partir de ese momento, también productor exitoso, Scott tendrá resultados diferentes, pero siempre con la atención puesta sobre la crítica y el público.
La buena química con Russel Crowe, se repitió en 2007 con este policial basado en la historia real del mafioso dela década de 1970 que se convirtió en el rey de la heroína en Manhatta. Un inesperado socio –Denzel Washigton- se unió a este film para convertirlo en uno de los mejores de las filmografías de todos los involucrados.
Lejos de dejarse caer tras las malas críticas de la precuela de Alien Prometheus, Scott reincidió en la ciencia ficción con un film en el que Matt Damon queda varado en la superficie del planeta Marte tras un accidente.
A un buen guión, y una dirección impecable, Scott le agregó una banda de sonido grandiosa que incluye varios clásicos de los años ´70 y el hit Starman de David Bowie con el que ambienta una de las mejores secuencias de la película.
En cada uno de estos films, se puede ver que Scott posee, indudablemente, un estilo. Pero le gusta enmascarar este atributo con su habilidad técnica y su perfeccionismo, que lo lleva a controlar personalmente cada detalle en un rodaje. De todas maneras, los cinéfilos del mundo le pedimos que nunca nos abandone y le deseamos: ¡Larga vida a Ridley Scott!