Los pibes bailan, miran al cielo y gritan al aire. Lejos del Conurbano y, a metros de la Rural, cientos de chicos están poseídos por el ritmo de Leo Mattioli, Gilda y Dalila. Es pleno Palermo, la bailanta no es parte del paisaje, pero la cumbia suena igual en "La Mágica", una fiesta que vibra a pleno teclado y güiros. La encargada de hacer sonar esas canciones es Romina Franco, más conocida como la Romy DJ.
En los últimos años existió una resignificación de la cumbia fuera de los sectores populares. Allí el sonido encontró espacio en algunos lugares que antes parecían cerrados. "Romy Dj" es una de las mujeres que abrió paso al ritmo en varios boliches y que, con su show, se ganó un lugar en el ambiente. Incluso fue una de las elegidas para llevar la música a Plaza de Mayo en el 205° aniversario de la Revolución de Mayo: "Ese día me sentí espectacular. Antes había tocado Pablo Lescano (N. de la R: en el Bicentenario)". Además, agregó: "El éxito fue pasar cumbia. Pero la verdadera, la que escuchan los negros y haber sido el nexo entre la gente y su identidad musical".
-¿Pensás que en los últimos años hubo mayor aceptación a la cumbia? ¿Se la ve diferente?
-A mucha gente le gusta cumbia, pero creen que "está mal". Que es música de mala calidad y entonces alguien tiene que explicarle que en realidad no es mala, sino que está hecha por productores. No por artistas. El problema es aclarar o separar eso porque los enemigos de la cumbia no son los chetos. Los enemigos de la cumbia están adentro de la cumbia. Son los productores que hacen música de mierda para vender, hacen productos rápidos que se terminan en un año o en seis meses. Esos son los verdaderos enemigos de la cumbia.
Los grupos que al productor lo llenan de plata y después son descartados. Eso es lo que a mucha gente le llega a través de la tele pero no lo que el verdadero público cumbiambero escucha y consume. Entonces es lógico, el vecino que no escucha cumbia, crea que la cumbia es una mierda porque no tiene la posibilidad o el acceso a la otra música.
-¿Y por qué creés que no tienen ese acceso?
-En cierto punto también la cumbia es "elitista". Hay lugares en el que los ricos no tienen acceso. No lo tienen porque no se animan a ir a bailar y no tienen manera de escucharlo porque no sale en la tele y no llegan a, por ejemplo, Omar Shané. Por eso otros lugares, como la Mágica, pueden ser importantes en Capital. Porque amplifica. Puedo entender haya alguien al que no le gusta la cumbia, pero que no me digan que es una música berreta, o las letras. El que me dice eso me está hablando desde la ignorancia. En estos años, en Argentina entró mucho el reggaeton y eso influyó mucho en la actualidad. El músico siempre debe tocar en un montón de lados y pasar por el proceso de tocar en un montón de lados.
-¿Pensás que todavía hay dudas en Capital con respecto a la cumbia del Conurbano? ¿Se lo mira con desprecio?
-Mirá en el Conurbano hay mucha clase media que mira con desprecio a la cumbia. No pasa por ahí. Hay muchos que tienen "aires de más" y creen reniegan de eso y miran para Capital. Pero después está la gente re humilde, que le guste ser quien es, con su idiosincrasia y le gusta tener padres santiagueños y disfrutan. No se hacen preguntas sobre si está bien o mal. Igual yo siento que no separaría Capital y Conurbano. Por suerte, hay mucha gente que animándose a La Mágica de Capital que fue y empezó a decir: "Ah, mirá al final no era tan malo. Al final no era una cagada" y se suelta más. Ahora lo viven como libertad.
En 2001 la potencia de las letras encontró una salida para contar como era la vida en los barrios, como también –al igual que en otros géneros- salieron canciones mucho más ligeras, incluso chabacanas pero que, más allá de eso, representaban a un importantísimo sector de la sociedad. La "Cumbia villera" fue uno de las divisiones que marcó esa diferencia, pero en los últimos años el contenido de las mismas se modificó.
-¿Por qué las letras de las canciones en los últimos 15 años variaron de ser de protesta a convertirse en algo más light?
-Yo creo que es por la situación. En ese momento representaban la situación del país, casi el estallido. La música es un reflejo y un calco de lo que nos va pasando a todos como sociedad. En los 90 más joda, Ricky Maravilla y Lía Crucet, por ejemplo. Después se cayó porque era falto de contenido e insostenible. La cumbia villera si, realmente fue un testimonio de la realidad, era muy duro escuchar. Pero era la realidad . Hoy la situación fue cambiando y obviamente que la música también, pero como ahora las cosas están volviendo para atrás, se va a empezar a escuchar la protesta otra vez. De hecho, ya hay algunos grupos como "pala ancha" donde dice que la plata no alcanza y ahora van a volver esas letras. El músico no es rico, le cuesta mucho vivir. Imaginá que no tenés para comprar zapatillas a tus pibes, para pagar, la luz, el gas y lo que te queda es escribir, tocar y salir. Ahora esas letras de 2001 están más vigentes que nunca.
-¿Pensás que el músico de cumbia está desprotegido?
-Y, yo creo que en cierto punto sí. Porque no le queda otra que difundirse y mostrarse y, tiene que pasar por ese proceso de tocar en un montón de lados. Siento que todos hicimos lo que sea por llegar a nuestra meta, el músico tambien acepta esa situación, sé que está mal decirlo así. Pero la realidad es esa.
-¿Se puede hacer una comparación entre la cumbia y otro género?
-Si tengo que compararlo con algún estilo, lo comparo con el hip hop. Pero por la situación, por la potencia de las letras. También con el heavy metal. El rockero es otra cosa. Es bonito y educadito. Yo no conozco un rockero que sea pobre de verdad. Si conozco en el heavy metal al trabajador metalúrgico al que labura en la fábrica, ese si es el que más está. Y dentro de la cumbia está lleno de esos principalmente tecladistas del heavy. Los que están en esta movida vienen de ahí no vienen del rock, no vienen de la berretada.