El artista dialogó en exclusiva con POPULAR sobre la actualidad de su carrera artística, en la que combina el teatro con su banda solista. Además, se refirió a su relación con el budismo

Hay muchas oportunidades en que los niños prodigios de la televisión no terminan desarrollándose en el ambiente. Es más, ni siquiera tratan de obtener más conocimientos vinculados al mundo de la actuación. Se rinden, se cansan o prácticamente deciden incursionar en otros mundos. Sebastián Francini es todo lo contrario a eso.

Tras haber actuado en numerosas tiras, como lo fue Chiquititas, y en películas como Un Papá Genial junto a Guillermo Francella y hasta en la obra musical El Principito, este joven tomó clases de canto, música, entre otras cosas, y ahora es todo un profesional de la cultura.

Francini ahora cuenta con una banda de rock con la que emprenderá una gira por América Latina y además se prepara para una nueva temporada de la obra de teatro Beatnik. POPULAR habló con él y este es el resultado.

—Estás muy activo últimamente y sé que tenés un banda. ¿De qué se trata?

—Así es, tengo una banda de rock que se llama Sebastián Francini y La Vanguardia, con la cual voy a salir de gira a partir de abril. La primera actuación que tengo es en Uruguay y luego continuaremos por otros países de América Latina. Además de todo esto, presenté un nuevo corte de difusión cuyo nombre fue bautizada la gira: Vivo.

—¿Cuál es el principal objetivo de este proyecto?

—Más allá de la labor artística, que me encanta mucho y de la cual estoy disfrutando, tiene un fin solidario. Busco ayudar a los que menos tienen, a los que poseen las necesidades básicas insatisfechas. En este mundo, no hay igualdad de oportunidades para todos, lamentablemente, y eso me parece injusto.

—¿Cómo ayudas a esas personas que están casi afuera del sistema?

—Es simple, todo el dinero que se recauda con las regalías por cada canción que presentamos al público, más la venta de merchandising, como gorras y remeras, lo destino a entidades que tienen un fin solidario. Son instituciones muy serias y que tengo confianza. Sé que ellos saben muy bien quiénes son aquellas personas que la están pasando mal.

—¿Ese fin solidario que vos tenés con este proyecto está influenciado con tu decisión de profesar una nueva rama filosófica del budismo?

—Totalmente. Desde que llegó a mi vida el budismo Nichiren Daishonin de la Soka Gakkai, mi vida cambió mucho. Me di cuenta de lo que es verdaderamente importante, que es el amor por el prójimo. Te puedo decir que es lo que me llevó a alejarme de lo superficial a interesarme más por lo espiritual.

—Actuaste en Chiquititas, también en un película con Guillermo Francella y formaste parte del elenco del musical de El Principito, entre otras cosas, por lo cual tenías muchas relevancia mediática. ¿Extrañás eso?

—Nunca fui de fijarme de si hablaban o no de mí en los programas televisivos. A mí siempre me interesó lo artístico más que el impacto mediático. Debo revelar que yo me alejé por cuatro años del mundo del espectáculo, me puse a trabajar en la ferretería de mi familia, que está en Villa Celina, lugar donde vivo en la actualidad, y no lo viví con tristeza, sino con alegría ya que trabajé y tuve la oportunidad de formarme artísticamente mejor. Tomé clases de canto, de guitarra, entre otras cosas. En Villa Celina soy el nieto de y no el de la tele.

—O sea que no te arrepentís para nada de que haya sucedido eso...

—No, para nada. Ahora me siento más maduro y disfruto mucho de lo que estoy haciendo con la banda y de mis otros proyectos como lo es la obra de teatro Beatnik, dirigida por Osvaldo Laport. Ahora también, estoy analizando algunas propuestas televisivas.

—Hablando de televisión ¿Renegás de haber actuado en Chiquititas? ¿Es algo que te pesa?

—Al principio debo reconocer que me molestaba que sólo me tengan asociado a un sólo programa, teniendo en cuenta de que yo formé parte de otros proyectos también. Pero con el pasar de los años comprendí de que eso me sirvió de experiencia. Todos eran muy profesionales, sobre todo Cris Morena, que siempre alienta a los jóvenes. Sin Chiquititas no hubiese podido llegar hasta donde estoy ahora.

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