Cuando se está por cumplir un año de la conferencia de prensa que dio junto al colectivo Actrices Argentinas para hacer pública una denuncia penal de violación contra Juan Darthés, Thelma Fardín se encuentra protagonizando 'Nahuelito’, obra teatral de Matías Puricelli y Fran Ruiz Barlett, junto a Victoria Raposo, con Azul Araya y Violeta Brener, en El Método Kairós Teatro, los sábados a las 21.
Para ella, no es una obra de teatro más. Además de ser un proyecto en el que viene trabajando desde hace 4 años en conjunto con Puricelli y Raposo, significa haber podido reencontrarse con la cotidianidad de su profesión luego de un año muy intenso porque la vio convertirse en referente de las víctimas de violencia de género y porque las noticias la ponen en primer plano cada vez que hay novedades sobre el caso Darthés. Como ocurrió días atrás, cuando la Justicia de Nicaragua emitió una orden de captura internacional para Juan Darthés e Interpol libró un alerta roja para su detención.
Con todo esto revolucionando su vida cotidiana, Thelma intenta reencontrarse con lo que ama, que es la actuación. Y lo hace a través de su personaje de Jazmín, una joven que se va de vacaciones con su amiga Tania al Nahuel Huapi en busca del mítico monstruo. La obra habla sobre la amistad, la dificultad para perdonar, la envidia, los celos y sobre los monstruos internos a los que todos nos tenemos que enfrentar. 'Durante muchos meses, después de la denuncia, mi vida estuvo totalmente absorbida por mi rol de militante. Éste es un momento en que pude recuperar, en realidad no es 'recuperar’ la palabra porque todo se transformó, pero volví a tener tiempo y energía para dedicarle a lo que amo’, dice Thelma Fardín en una entrevista exclusiva con POPULAR.
¿Cómo describirías a tu personaje?
-Jazmín es un ser impulsivo por naturaleza que está en un momento de su vida en el que descubre en base a qué va a construir sus vínculos, si en base a la verdad y en ser honesta con lo que realmente es, o si va a fingir ser alguien que no es para poder vincularse y seguir siendo amada y querida. Está justo en ese momento bisagra que después de cierta edad todos vivimos.
Es como un viaje de autoconocimiento
-Sí. La obra es un viaje de dos amigas que van a avistar el Nahuelito, a ver si ven al monstruo del lago, y finalmente, el monstruo en vez de estar afuera como ellas creen, está adentro. El trabajo que hace Vicky Raposo, mi compañera que interpreta a Tania, que es la otra amiga, logra algo que tiene mucho que ver con lo chiquito que a veces es difícil de captar, las razones por las que se enrarecen algunos vínculos, sutilezas que van desgastando sin que necesariamente ocurra un gran hecho, sino una sumatoria de pequeñas cosas que van transformando las relaciones humanas.
¿Qué fue lo que más te atrajo de Jazmín?
-Que es una manera de estar alineada con lo que me gusta. Mi mirada sobre el teatro y sobre la vida tiene que ver con este material. No solamente mi personaje, sino toda la composición del texto me atrapó. Soy muy amiga de Puri, lo admiro y lo valoro mucho como escritor, y trabajar en conjunto este material que empezó a desarrollar con Vicky y conmigo, tiene algo de composición colectiva porque en los ensayos pusimos todos algo.
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Tras la denuncia del 11 de diciembre, te preguntabas en alguna nota quién te iría a contratar dado el peso de ese otro tema. ¿Sigue siendo difícil encontrar trabajo como actriz?
-A veces sacan las frases un poco de contexto. Por supuesto, como cualquier otra persona, cualquier artista que se pronuncia de determinada manera con respecto a un tema, eso es algo que va a ser tenido en cuenta a la hora de contratarlo. No lo decía para nada subestimando la capacidad de que me contraten, ni la de los que te contratan, ni la mía. Además, éste fue un año en que trabajé mucho, hice dos películas, estoy con la obra de teatro y en el verano me voy a Mar del Plata con la obra ‘Fuera de línea’, con Lili Popovich.
¿Cuándo se despertó tu interés por la temática feminista?
-Siempre fui una lectora apasionada pero nunca había llegado a la temática feminista. Me parece que voy en la misma concordancia con lo que le pasó a la sociedad. El año pasado, sobre todo con la lucha por el aborto legal, ya se venía gestando un cambio. La militancia femenina viene teniendo en este último tiempo una potencia muy fuerte y, gracias a esas mujeres que resistieron cuando todavía no era un tema visibilizado, hoy tenemos la fortaleza de la militancia que tenemos. Después del Ni Una Menos en el 2015, se empezaron a parar algunas antenas. En abril del año pasado, volví de estar viviendo en México y cuando llegué acá era muy poderoso lo que estaba pasando con el movimiento de mujeres. En paralelo, amigas mías también estaban en esa misma sintonía y de a poco me fui adentrando. Es algo que comparto además con mi círculo de amistades. Eso hace que nos retroalimentemos todo el tiempo. Y además, toda mi vida fui una gran lectora y sin embargo cuando entraba a una librería no había una mesa de género como hay ahora. Antes esos libros no eran de tan fácil acceso.
¿Cómo tomaste que tu caso haya llegado a la televisión brasilera? ¿Lo sentís como una forma de solidaridad?
-Es difícil saber de qué manera lo absorbe la sociedad brasilera, siempre de lejos nos llega la información recortada o interpretada por otras personas, entonces es un poco más difícil ser objetivo y entender en qué lugar están posicionados. Pero que le estén dando visibilidad, de alguna manera es un apoyo.
¿Cómo manejás la exposición que, en tu caso, se da a partir de un tema que despierta opiniones a favor y en contra?
-Convivo con el reconocimiento público desde pequeña, pero esto es otra cosa. En la calle, recibo mucho amor. La violencia es desde el anonimato que permiten las pantallas. La gente en la calle lo único que hace es abrazarme, desearme fuerza y contarme sus historias. Y muchas veces sí, es fuerte escuchar las historias personales de tantas personas. Algunos días pueden ser muy duros. Pero hago terapia y tengo un círculo de contención alucinante de amistades