"Mi madrina, que era uno de las famosas nenas, siempre me hablaba de él y fue de a poco inseminándome la semilla del gusto por el Gitano. Pero la verdadera fascinación comenzó un día que estaba en mi casa, a los 14 años e hice zapping y enganché en el Canal Volver la película Operación Rosa Rosa. Ahí empecé a investigar acerca de su carrera y se convirtió en mi ídolo", sostiene Fernando Samartín, imitador de Sandro, que presenta su espectáculo de homenaje al ícono popular todos los sábados de setiembre a las 20.30 junto a Matías Santoianni y Pato Benegas en el teatro Gastón Barral de la calle Rawson 42, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, rememorando e interpretando sus clásicos.
Con la idea de recordar sus éxitos, el artista confiesa que "voy a hacer muchas canciones que la gente que me sigue, sabe cómo las hago. Me propuse recorrer su carrera pasando por todas sus etapas, desde sus comienzos, su estrellato y los pincelazos del final de su carrera. Es uno de los espectáculos más importantes de mi vida y en el que tengo depositadas muchas esperanzas".
En su presentación, el imitador contará con la presencia de dos partenaires: "Matías Santoianni hace las veces de maestro de ceremonia y con su toque de simpatía, cuenta sus historias y vivencias que tuvo junto a Roberto en sus dos últimos shows en el Teatro Gran Rex, El Hombre de la Rosa y La Profecía. Por otro lado, el humorista e imitador Pato Benegas va a ilustrar al querido Cacho Castaña, con sus principales éxitos. Al final, ambos cantamos Garganta con Arena en un desenlace que el público disfruta mucho y nos termina agradeciendo. Entre los tres, hemos establecido una buena química de trabajo y nos llevamos muy bien, lo cual se traduce en el buen entretenimiento que brindamos arriba del escenario".
Si bien no conoció personalmente a Roberto Sánchez, tuvo un acercamiento artístico: "Le mandé una ilustración que había hecho dedicada para él. Sé que me la agradeció enormemente y que le pareció muy linda. Me hubiera encantado poder conocerlo personalmente, pero el destino quiso que eso no sucediera. Sin embargo, recuerdo aquel regalo que le di como uno de los hechos más significativos de mi vida".
El cantante se permite fantasear con cuál hubiera sido la reacción del ídolo de América si lo hubiera conocido: "No sé si le hubiera gustado cómo canto o cómo lo imito, sino que lo más que remarcaría de mí es lo profesional y meticuloso que soy con mi trabajo. Nada está librado al azar. El vestuario, los arreglos musicales y las pelucas son cosas que él usó y por las que me preocupo que sean lo más verídicas posibles. Sus músicos, con quienes trabajó, siempre me dicen que él reconocería mi inagotable esfuerzo por dar la mejor calidad en mis espectáculos, tal como él lo hacía". Luego, agrega: "Pensar que Sandro, mi ídolo, reconocería cómo hago mi trabajo, es el motor espiritual que me impulsa a seguir este camino que me hace muy feliz".
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Al hablar de cómo fue la carrera de Sandro, no duda un instante: "No triunfó en Europa porque no quiso. Su representante quiso llevarlo a los países del Viejo Continente para que pueda presentarse. Sin embargo, el Gitano nunca quiso irse lejos para no alejarse de su madre y no estar muy alejado de su casa querida. Fue su decisión centrarse sólo en el mercado americano y por eso lo conocemos como Sandro de América, pero tenemos que saber que fue pura y exclusivamente disposición de él, sino podría haber sido Sandro del Mundo".
A la hora de trazar un parangón con otro histórico cantante argentino, Samartín diferencia que "Gardel fue como un mito para la cultura popular argentina, pero Sandro fue el Gardel de toda una generación entera. Soy un convencido que la primera mitad del Siglo XX fue toda de Gardel, pero la segunda mitad es dominada absolutamente por Roberto Sánchez. Nunca más vamos a tener a un artista semejante como él".