Pablo Pérez regresó a escena, entró para la última media hora tras superar un desgarro en el sóleo izquierdo y fue el más destacado de un líder desconocido. Un llamado de atención de cara a la finalísima con River.
S in varias de sus principales figuras, sin juego y sin respuesta anímica y física como para revertir una historia que se le presentó adversa desde el principio, Boca sufrió la primera derrota de 2018 en La Paternal y, además, dejó pasar la chance de hacer historia, sacándole a River la máxima diferencia de la historia que, en caso de ganar, hubiese sido de veintiséis puntos.
Dentro de este panorama, la única buena noticia para Boca fue el regreso a escena de Pablo Pérez. El mediocampista, que se había resentido de un desgarro en el soleo izquierdo en aquél partido contra san Lorenzo en el Gasómetro, ingresó para jugar la última media hora y fue el mejor jugador del equipo. “Pagamos caro un mal primer tiempo y nunca le encontramos la vuelta al partido. Es especial para saber que tenemos que mejorar de cara a lo que se viene”, dijo el propio Pablo Pérez al término del encuentro.
En tanto del lado de Argentinos Juniors todo fue alegría. Con el aporte clave de una dupla, Damián Batallini-Alexis Mac Allister, formada en el Semillero del Mundo, el equipo de Alfredo Berti le mojó la oreja al líder y se prendió en la carrera por llegar a la zona de clasificación a las copas 2019.
“Sabíamos que era la única manera de jugar, metiendo, tocando y cuidando la pelota, ante un Boca que cuenta con jugadores de mucha jerarquía. Por suerte se nos dio, para la alegría de la gente y como premio al esfuerzo que venimos haciendo”, dijo el propio Batallini.
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