Reinaldo Merlo suele irse mal de los clubes. Sus finales son polémicos, tormentosos, complicados. Siempre algún se pelea con algún integrante del plantel, o se va de repente, como si nada. Y nosotros recopilamos hechos: un conteo de las salidas más turbias de Merlo.
Estudiantes, 2005. "Mostaza" había tenido su —único— momento de gloria en Racing, en 2001. Campeonato, rompieron la racha de 35 años sin salir campeones y él, con su estilo y personalidad, parecía emerger como un ídolo incomparable. Metió una buena campaña. Clasificó a la Copa Sudamericana. Mercado de pases: pidió mantener el equipo. Le vendieron a Juan Krupoviesa y él, como el nene que se lleva la pelota a su casa si no se la pasan, renunció. Caprichoso, Merlito.
River, 2006. El tiempo pone las cosas en su lugar. En la pretemporada, después de dirigirlo por cuatro meses y protagonizar el peor Superclásico de los últimos años —0-0, con "Coco" Basile en el banco de suplentes "Xeneize"— salió a decir que un jugador del plantel le dijo que "no se sentía cómodo con su forma de juego". No era un muñeco más: era el Muñeco Gallardo. En ese entonces, el enganche le dijo que quería irse. Merlo le dijo: "Dejá, me voy yo". Y se fue.
Nueve años después, Gallardo dirige a River. Ganó dos títulos internacionales y despliega el mejor juego del fútbol argentino. Merlo renunció en Colón, otra vez, peleado con el plantel.
Sí, se fue.
Douglas Haig, 2013. Vamos a darle una a "Mostaza": agarró a Douglas Haig en una situación comprometida y lo mantuvo en la "B Nacional". Bien. Cuando empezó la temporada siguiente, los resultados empezaron a ser inestables. Dijo que estaba cansado. El presidente lo entendió: "Es difícil acostumbrarse a dirigir en esta categoría". Sin embargo, algunos hablan que tuvo diferencias con los dirigentes.
Aldosivi, 2013. Once días después de su salida del "Fogonero", "Mostaza" apareció sonriente en Mar del Plata. Con una camiseta en la mano. En una conferencia de prensa. Era el nuevo técnico de Aldosivi. No: no estaba cansado de la categoría. O sí: a los dos días, acusó que "tenía un familiar enfermo en Buenos Aires y quería estar cerca". Presentó su renuncia.
En el único entrenamiento que encabezó, llamó "Vildoza" a Ángel Vildozo y "Migliónico" a Pablo Campodónico, el histórico arquero del "Tiburón".
Quince días más tarde, la escena se repitió en Avellaneda: "Mostaza" empezaba su tercera etapa en Racing. Rarísimo.
Ahora, nuevamente, Merlo está sin trabajo. No pasará mucho tiempo hasta que un nuevo club lo convoque. Porque en el fútbol argentino, los técnicos rotan: se aman, se pelean... se vuelven a amar.
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