Una leyenda del fútbol argentino. Ernesto Grillo nació en La Boca un día como hoy pero de hace 90 años. Es considerado como uno de los más grandes jugadores de la historia de nuestro deporte, y no es para menos: fue campeón de Primera División en tres oportunidades y principalmente recordado por un “imposible” gol a los ingleses jugando con la Selección Argentina en el Monumental. A tal punto fue su grandeza que, por él, y por esa proeza con la camiseta albiceleste, todos los 14 de mayo se celebra el Día del Fútbolista Argentino.
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La historia de un regalo que puede terminar en amistoso
El “Pelado”, como le decían, jugó en tres clubes a lo largo de su trayectoria. En todos, el "10" la rompió. Arrancó su carrera en Independiente, donde marcó 90 goles en 192 encuentros entre 1949 y 1957 y se convirtió en emblema de la institución. De ahí emigró a Italia, donde estuvo durante tres años en el Milan y convirtió 30 goles en 96 partidos y obtuvo la Serie A en la temporada 58/59.
El último club que lo vio brillar fue Boca Juniors. Fue su casa durante cinco años, donde jugó 88 enfrentamientos, marcando en 12 oportunidades y siendo ahí el lugar en el que pudo ser campeón a nivel nacional, ganando en tres oportunidades el torneo de Primera División (1962, 1964 y 1965). En cifras totales, fueron 376 disputas con 132 anotaciones a nivel clubes.
Su gran amor fue la Selección Argentina, y fue ahí donde más se destacó. Grillo defendió 21 veces la camiseta albiceleste, marcando en ocho oportunidades. Además, fue campeón de la Copa América de Chile de 1955. Pero, por lo que más se lo recuerda, es por aquel inolvidable gol “imposible” que le marcó a los ingleses en 1953.
En un amistoso previo al Mundial de Suiza del siguiente año, y con el marcador a favor de Inglaterra por la mínima, Grillo agarró la pelota, se sacó de encima a tres rivales y definió de zurda ante un arquero atónico, casi sin ángulo, para poner el empate transitorio, que luego terminaría siendo un histórico triunfo para la Selección Argentina.
El gran Ernesto Grillo falleció el 18 de junio de 1998. Pero su legado sigue intacto en la memoria colectiva y en los anaqueles más brillantes de la historia del fútbol argentino.