Sebastián Battaglia, ganador de 17 títulos, vivió una noche inolvidable. Estuvieron Riquelme, Bianchi, los Mellizos, Palermo y Serna. Todo fue una gran fiesta, donde la época dorada del club estuvo presente en todo momento
Las muestras de gratitud de los hinchas hacia sus ídolos, perduran en el tiempo. Sebastián Battaglia, el jugador más ganador de la historia de Boca, con diecisiete títulos, heredero de Lazzatti, de Rattín, recibió todo el cariño del pueblo boquense y tuvo su tan merecida despedida. Que tuvo lugar 1.305 días después de su último partido con la Azul y Oro, con una Bombonera repleta -además, con un partido como excusa- los azules le ganaron a los amarillos por 6 a 4 con el homenajeado arrancando un tiempo para cada equipo, terminando con la azul nuevamente y ejecutando ese penal de Serna a Iarley con la amarilla y con la azul el del penal definitivo -y que terminó llevado en andas-.
El hincha pudo volver a ver a la magia de Juan Román Riquelme, autor de dos goles, al gran Titán Martín Palermo, que ya a los 11 minutos dejó estampado su nombre (las otras conquistas del equipo Azul fueron de Matellán y del Chelo Delgado, con una definición exquisita) en la red y que bromeó mostrándole la amarilla a Cagna a pesar de que Héctor Baldassi fue el árbitro, la picardía del Mellizo Guillermo Barros Schelotto y los "tres dedos" del Chelo Marcelo Delgado, con el Pato Abbondanzieri terminando de "nueve" y hasta Iarley se vino de Brasil para marcar uno de los tantos y Serna y Bermúdez llegaron desde Colombia.
Si hasta Román celebró un caño de Martín a Cagna. Los otros tantos del conjunto amarillo fueron de Barijho, Battaglia de penal y de Omar Pérez.
"No aguanté las lágrimas, esto fue una locura, es difícil no emocionarse, todos los títulos que gané se los debo a ustedes", dijo cuando salió al campo. Luego vino un emotivo video en donde pasaron los familiares, ex compañeros y Carlos Bianchi.
Y el broche de oro, con un boquense de ley como el negro Lavié entonando "A mi Manera", su esposa, hijos y padres y los papelitos surcando el aire, fue realmente antológico.
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