El Mariscal, antes de ser una cara en la televisión, era un extraordinario marcador central. Nació en Avellaneda y, en 1960, debutó en Racing, el club de su corazón. Corría con la velocidad de un puma hambriento para hacer cierres excepcionales, marcaba con la fiereza de un perro de caza. Les hacía imposible la convivencia en el área a los delanteros rivales, que huían antes de pararse cerca del excelso marcador central.
Jugó 11 años en Racing y quedó en la historia grande del club. Figura en el equipo de José Pizutti, ganó la Copa Libertadores '67 y participó de la inolvidable final ante Celtic, cuando la Academia se convirtió en el primer equipo argentino campeón del mundo. También festejó el título del '66, el último de Racing antes del éxito del 2001, con Mostaza Merlo en el banco de suplentes.
Se sumó al Cruzeiro, donde tuvo un gran paso, pero regresó a Argentina, para romper la sequía de River de 18 años sin dar vueltas olímpicas. Lo hizo. Siempre con su categoría, esa firmeza y sensación de que, si juega Perfumo, pasar entrar al área era un desafío para un kamikaze. Junto a Daniel Passarella hicieron una dupla central inolvidable.
En la selección argentina llevó la cinta de capitán. Disputó 36 partidos, dos mundiales: Inglaterra '66 y Holanda '74, dos espinas en su vida. Participó de las eliminatorias a México '70, la única Copa del Mundo a la que el combinado no clasificó.
El Mariscal Perfumo llevó su sabiduría, tiempo después, al banco de suplentes. Dirigió a Sarmiento de Junín, Racing, Olimpia de Paraguay —ganó el Torneo de la República— y es el entrenador que le dio la única alegría a los hinchas de Gimnasia de La Plata: guió al Lobo en la Copa Centenario del '93.
Perfumo nunca dejó de formarse académicamente. Estudió psicología social, aunque nunca ejerció. Se ocupó de la escuela de directores técnicos de River. Ejerció un cargo tutorial en la FIFA. Y tuvo, incluso, un cargo político: entre septiembre del 2003 y junio del 2004 fue el secretario de Deportes de la Nación. La burocracia para implementar proyectos y el pésimo estado del CeNaRd forjaron su renuncia.
Condujo durante varios años "Hablemos de fútbol", el programa que todavía hoy se emite por ESPN y que lo tuvo como panelista hasta sus últimos días. También comentaba con mucha soltura partidos de Primera División del fútbol argentino en "Fútbol Para Todos".
Sus compañeros en las transmisiones deportivas lo recordaron como "un gran compañero, de buenos valores". Los hinchas de River y Racing, como uno de los mejores defensores que se puso esas camisetas. Como el primer Mariscal.