Sin embargo, la escena se repitió en varias oportunidades en el presente torneo y frente a rivales de una jerarquía muy inferior. A Boca, puntualmente, le sucedió reiteradas veces en el último tiempo. Y por eso pasó de tener una cómoda ventaja en la punta a rezar por la suerte de los adversarios de River.
Un punto de inflexión para los dirigidos por Guillermo Barros Schelotto fue la derrota ante Talleres por 2 a 1, el domingo 19 de marzo, por la 16° fecha. Es cierto que los cordobeses venían en racha, pero significó la primera caída después de mucho tiempo para (la anterior había sido frente a Lanús, al que por entonces le brillaba la chapa de campeón, en la primera fecha) y encima ahí se le quebró un largo invicto como local.
Las patinadas ante adversarios de fuste menor se hicieron más frecuentes en adelante. La más dolorosa fue ante Patronato (hoy lleva 11 fechas sin ganar), que el pasado 16 de abril, por la 20° fecha, le empató en el último minuto en la Bombonera. Y una semana más tarde llegó el insípido 0 a 0 en la visita a Atlético Rafaela, que tiene un pie y medio en la B Nacional.
River se reveló como un equipo más sólido y con más fundamentos que Boca en este 2017. Logró traducir ese crecimiento en resultados y por eso recortó la diferencia de 11 puntos que lo separaba de Boca. Sin embargo, hoy le duelen un par de resultados recientes en el Monumental, como el 0 a 0 ante Unión de Santa Fe (20° en la tabla), 12 de marzo, por la fecha 15°, y el 1 a 1 frente a Sarmiento de Junín (28° en la tabla y casi descendido), el 23 de abril, por la 21° fecha. Más atrás en el tiempo, el 30 de octubre, por la fecha 10, sufrió un inesperado empate 2 a 2 ante Arsenal (último del torneo y comprometido con el promedio) después de estar dos goles arriba.