Rodolfo Arruabarrena sigue en Boca. O al menos así lo mostró en la mañana posterior a la derrota ante Atlético Tucumán. El Vasco citó a los jugadores al desayuno optativo, típico antes de los entrenamientos. Cuando llegaron todos, cuando estaban los referentes, les habló. Y pasadas las 10 de la mañana, salió a una de las canchas auxiliares del complejo Pedro Pompilio a dirigir la práctica.
Sin embargo, la continuidad del entrenador no depende solamente de su voluntad, que es mucha. El Vasco quiere seguir. Siente que puede sacar al equipo del pozo en el que está, de los malos resultados, de la pésima racha de seis encuentros sin convertir. La cúpula dirigencial no siente lo mismo. Creen que el ciclo "está terminado". Que el recambio es necesario. La palabra final, como siempre, la tiene Daniel Angelici: el Tano, hasta el momento, no se manifestó al respecto y está en Paraguay, donde tiene pautadas reuniones en la Conmebol, por lo que no se verán las caras este lunes.
El límite está cerca: el miércoles, cuando visiten a San Martín de San Juan, todas las miradas posarán en el banco de suplentes. Una derrota ante el conjunto cuyano, un empate sin respuestas del equipo, otro rendimiento bajo, podrían ser los detonantes. Y encima merodea la figura de Guillermo Barros Schelotto. Sin club, alejado del Palermo de Italia, el Mellizo siempre fue el preferido de Angelici. Él quiere asumir en Boca. Está al acecho, esperando el momento.
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