Apenas estampó el cabezazo, gritó desaforadamente. Corrió hasta traspasar los carteles, se trepó, agitó el alambrado con sus compañeros. Todo en ademán de un desahogo que tenía atragantado hace un tiempo. Darío Benedetto, que con esa postal y su gol hizo delirar La Bombonera, fue la figura del Superclásico.
El festejo antes mencionado tiene su explicación. El delantero no la venía pasando bien, deambuló entre la titularidad y la suplencia, con un castigo de por medio. Hasta que le llegó la hora de dejar eso atrás: "Soñaba con un partido así, se me pudo dar después de mucho tiempo sin convertir", reconoció.
Y tras la alegría de convertir, Pipa contó por qué lo celebró de esa manera: "Hablan mucho, me encanta cuando puedo cerrarle la boca a todos. Tengo palabra de agradecimiento a todos los hinchas de Boca. Siempre estuvieron apoyándome, por eso somos únicos".
"Son rachas que tienen los delanteros, me mantuve tranquilo, mis compañeros me dieron la confianza que necesitaba y trabajé duro día a día", continuó Benedetto, que anotó el 1-0 a los 65 minutos.
Por último, remarcó: "Todo pasa. Estoy fuerte de la cabeza como siempre. El grupo está más unido que nunca. Hoy hicimos un gran partido. 85 minutos del partido fue todo de nosotros".