La Supercopa Argentina se juega, pero con un operativo preventivo que involucra dos fuerzas provinciales, Gendarmería y policía aeroportuaria. Así quedó expreso este mediodía cuando el juez Gustavo Caramelo Díaz consideró no dar lugar al pedido de medidas precautorias presentado en el juzgado Civil número 1 por la ONG Salvemos Al Fútbol para postergar el encuentro.
El magistrado mantuvo reuniones con los responsables de Seguridad del gobierno mendocino, luego con los del ministerio de Seguridad nacional y por último con el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio, y el vice de Boca, Darío Richarte, para determinar que el encuentro puede jugarse con las medidas de seguridad dispuestas en un operativo que involucra varias fuerzas y contempla controles en aeropuertos y rutas.
La Policía de Mendoza aportará mil efectivos, que se dispondrán en distintos accesos del estadio y zonas aledañas. Además, trazarán el circuito que transitarán los planteles cuando viajen de los hoteles a la cancha. Pero el operativo no se circunscribirse al día del partido: en el aeropuerto el Plumerillo habrá un refuerzo de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, para los contingentes que llegan por vía aérea.
Quienes viajen en micros, combis o autos particulares, tendrán un retén en Córdoba, paso obligado por las rutas 7 u 8 para los que viajan desde Buenos Aires para llegar a la provincia cuyana. Una vez cruzada la frontera, será la Gendarmería la fuerza abocada al control de los accesos a la ciudad, tanto para la llegada, como la salida luego del partido.
Además, el día del encuentro estará presente Tribuna Segura, para controlar en todos los accesos al estadio el ingreso con los datos biométricos de cada espectador: si alguno tiene derecho de admisión o está prófugo de la Justicia, no ingresará al estadio o será detenido, según el caso.