El caso de Luis Rubiales no para de sumar episodios. Luego de que este sábado la FIFA suspendiera de manera provisional al presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), la familia del mandatario expresó su descontento e inició una campaña pública para defenderlo.
Ángeles Béjar, la madre del acusado, amaneció el lunes encerrada en una iglesia (llamada la Divina Pastora de Motril) y se declaró en huelga de hambre hasta que se encuentre una solución a la "cacería inhumana y sangrienta", como describió el conflicto que enfrenta su hijo.
Según la mujer, tanto las autoridades como todos los que opinaron sobre el tema "están haciendo algo que no se merece" Rubiales. Por eso permanecerá encerrada en la iglesia del barrio de Capuchinos de Motril, del municipio Granadas.
La medida será "de manera indefinida, día y noche". Es decir, no tiene fecha de fin, sino que continuará "hasta que se haga justicia" con su hijo, como le remarcó a EFE la señora, que permaneció en el interior de la parroquia con su hermana una vez que el sacerdote dio por finalizada la misa.
Tanto la madre de Rubiales como el resto de su familia apuntaron contra Jennifer Hermoso, la futbolista española que fue besada sin su consentimiento por el mandatario en la celebración de la Copa del Mundo femenina que ganó la Selección de España.
"Le pido a Jenni Hermoso que diga la verdad y mantenga la versión que tuvo al principio de los hechos", insistió Ángeles. En esa misma línea, la prima del acusado señaló a la víctima del escándalo. "Quien pase cinco minutos con Luis sabe que es una bellísima persona, con muy buen corazón", comenzó diciendo Vanessa Ruiz, la otra familiar del presidente español.
Y, en medio de su discurso, la pariente agregó: "Si esta mujer (Jenni Hermoso) se sentía acosada desde el primer momento, hubiese ido donde tenía que ir, no haber cambiado la versión tres veces".