Tigre y River jugaban por la sexta fecha del torneo final, marzo arrancaba y el aquel equipo de Ramón le buscaba la vuelta a una idea de juego que luego acabaría en una vuelta olímpica. A poco del final, Cavenaghi recibió un pisotón muy fuerte de Cossaro y en el vestuario nunca imaginaría lo que debería decir cerca de 5 meses después. "No me veo jugando al fútbol en lo inmediato. Tratamos de ser optimistas con los kinesiólogos de que voy a volver, ya no me importa si es este semestre o el otro. Cuando sea grande quiero poder jugar a la pelota con mis hijos. La vida sigue", contó el capitán de River, en Radio América, poniendo en palabras una historia que hace rato se viene tejiendo y que da cuenta que quizá este semestre, el goleador no pueda hacer de las suyas.
Es que el dedo gordo de Cavenaghi está muy mal por culpa de tantas infiltraciones durante todo el torneo Final. "Se le calcificó el hueso y la operación es complicada y tampoco nos asegura nada, por ahora estamos tratando que haga mucho reposo y tareas livianas, pero no nos vamos a poner plazos", cuentan en el cuerpo médico de River.
En la intimidad, Cavenaghi sufre y varias veces se levantó con ganas de largar todo. Está en el epílogo de su carrera y no quiere volver a jugar y que físicamente no pueda responder. Si hasta fue a la Basílica de Luján para encontrar en sus creencias una esperanza que lo mantenga firme en sus ganas de no bajar los brazos. Mientras tanto sigue al pie de la letra el tratamiento que le impusieron que consiste en nada de pelota, nada de contacto fuerte con el suelo y sólo tareas livianas, aeróbicas y kinésicas. Luego en los tiempos libres toca la guitarra, comparte tiempo con amigos y se refugia en su familia para no amargarse.
Hace unos días el propio Torito dijo que es el peor momento de su carrera pues nunca pasó por un momento así. "Mi intención no era parar, de ninguna manera. No me quería perder ningún partido, en ese momento no me importaban las consecuencias. Nunca estuve tanto tiempo fastidioso, ni saber cuándo voy a volver a jugar".
La incertidumbre pasa porque no saben que hacer para curarlo: "Nada te asegura que con una operación te recuperes al 100%. El primer paso es no sentir dolor. Trato de andar en ojotas. Para la vida cotidiana lo banco bastante bien, pero para un profesional, es difícil".
Lo cierto es que tras no perderse ninguno de los partidos del semestre pasado -hasta pidió jugar la Superfinal ante San Lorenzo y aguantó 45 minutos- ahora es probable que no juegue ninguno de los partidos oficiales de la segunda parte del año.
Gallardo no lo quiere apurar, ni tampoco quiere que él se apure: "No le vamos a poner plazos, ni nada, para evitar que pueda haber una frustración", le dijo a este Diario el entrenador. Cavenaghi, en tanto, espera.