Con un golazo del brasileño Roberto Firmino en primer tiempo del alargue, el Liverpool le ganó al Flamengo la final del Mundial de Clubes en Doha, la capital de Catar, y, de esta forma, ingresó a los anales de la historia del fútbol mundial al conquistar su primer torneo internacional.
Con el reloj descontando 40 segundos del segundo tiempo, Rafinha Alcántara cometió una dudosa falta contra Sadio Mané que el arbitro cobró como penal. Sin embargo, el VAR le sugirió que reviera la jugada y el referí cambió su fallo y la historia de la gran final del torneo que reúne a los mejores equipos del mundo.
A los 8 minutos del alargue, el brasileño Roberto Firmino metió un golazo que le dio el tanto del primer campeonato internacional al conjunto de la ciudad que vio nacer a The Beatles, dirigido técnicamente por el alemán Jürgen Klopp.
El Liverpool, seis veces campeón europeo, rompió así una racha de tres finales perdidas (1981, 1984 y 2005), sucedió al Real Madrid como campeón del Mundial de Clubes y prolongó la hegemonía del fútbol europeo.
El Flamengo, también campeón de la Liga brasileña, dominó la primera mitad, sufrió en la segunda y llegó a la prórroga con más corazón que energía.
El Liverpool arrancó la final a toda velocidad. En apenas cinco minutos dispuso de tres oportunidades en los botines de Firmino, en un mano a mano con Diego Alves, Keita y Alexander-Arnold.
Los ingleses dejaron claro su estatus de favorito, mientras los brasileños aguantaban como podían las combinaciones del tridente ofensivo 'red'. Ya lo había avisado Jorge Jesus en la previa: los campeones de Europa tienen a los mejores jugadores del mundo.
El ímpetu del Liverpool amainó, sin embargo, pasados los primeros quince minutos y renunció a la posesión.
Ello favoreció que los campeones de la Libertadores empezaran a crear peligro con el trabajo incansable de Gerson en el medio y la velocidad endiablada de Bruno Henrique en el ataque.
El delantero brasileño encontró un agujero negro en el lado izquierdo de la zaga y lo explotó hasta la saciedad. Solo faltó rematar entre los tres palos de la meta de Alisson, en una primera mitad de ritmo más bien espeso.
En la segunda parte el partido se rompió con los dos equipos en busca de un gol que se percibía como definitivo.
El ritmo fue frenético, pero el marcador no se movía. Los miles de flamenguistas en el Internacional Khalifa vibraban, mientras los ingleses veían con preocupación como se retiraba lesionado Oxlade-Chamberlain.
En los minutos finales, el Liverpool se hizo dueño y señor del juego y acorraló a los cariocas.
Diego Alves sacó una mano milagrosa a tiro de Henderson desde la frontal del área y aún faltaba la intervención del VAR para elevar la partida al máximo de suspense.
En el tiempo de descuento, el videoarbitraje, a los mandos del español Martínez Munuera, le mostró al árbitro catarí que la falta de Rafinha sobre Mané no era ni falta, ni había sido dentro del área, y anuló el penal que había marcado.
Sin tiempo para más y con el Flamengo pidiendo la hora, la final se fue a la prórroga, a la que el equipo carioca llegó extenuado y en un contragolpe conducido por Mané lo culminó Firmino.
El delantero de la selección brasileña no erró a la tercera, controló, amagó y disparó para darle al Liverpool su primera corona mundial.
Se sorteó la Copa Superliga 2020 que cambia de formato
Superliga abrió al exterior la convocatoria por sus derechos de TV
comentar