Como admitió el Vasco, hay un "bajón" tanto en los nombres propios, como en el funcionamiento global. Cuando asumió, le dio pista a jugadores como Leandro Marín, Nicolás Colazo, César Meli y Andrés Chávez, que no eran tenidos en cuenta por el Virrey, y la movida le salió bien. Es que los dos laterales mostraron más que Hernán Grana y Nahuel Zárate, mientras que el ex Colón fue la sensación de los primeros cotejos y el ex Banfield, es hasta hoy, el de mejor rendimiento en el plantel. Otro acierto fue poner a Cristian Erbes de volante central, cuando antes jugaba por la banda derecha
Además, la defensa, se había mostrado firme con Mariano Echeverría y Daniel Díaz, pero el Cata se lesionó, y Juan Forlín también, con lo cual tuvo que jugar Lisandro Magallán. Esa dupla central que mostró seguridad al principio, mermó con la variante y en los últimos encuentros comenzaron a verse fallas groseras, no por Magallán, si no por cómo se entienden en conjunto con Echeverría y los laterales. Además, de mitad de cancha para adelante, están faltando ideas para atacar, y sobre todo movilidad para desmarcarse y crear espacios. Esto es en el plano colectivo.
En lo individual, el emblema de la caída de su nivel es Meli. Es que cuando el Vasco lo puso, sorprendió con su despliegue, fútbol y entrega, tanto así que hasta hizo un gol contra el Fortín. Sin embargo, desde el choque contra Banfield en adelante, se fue desinflando, y de ahí en más, sólo jugó bien con River en el Monumental, en un cotejo desvirtuado por la tormenta. Otro que no está siendo importante es Federico Carrizo, y prueba de esto es que en el choque ante Deportivo Capiatá, fue suplente para que ingrese Juan Manuel Martínez.
Por su parte, Jonathan Calleri, que había mostrado una entrega envidiable y se ganó rápidamente el cariño de los hinchas, fue perdiendo contacto con la pelota y hoy está lejos del circuito de juego. A estos bajos rendimientos, se le suma que los que ingresan no cambian la ecuación, ya que el Burrito, Emmanuel Gigliotti, Gonzalo Castellani o Emanuel Insua, tampoco rinden cuando tienen sus oportunidades. Hay tiempo para levantar, pero el reloj corre.
comentar