La prematura eliminación mundialista del Sub-20 cierra una etapa en la que la crisis de organización y metodología de trabajo estuvo por encima del talento natural de los futbolistas.

Con la prematura eliminación mundialista del Sub-20, que se concretó en la jornada de ayer a partir del empate de Arabia Saudita ante Estados Unidos, se cierra una etapa y, a la vez, arranca un tiempo de replanteos y cambios. Claro que, como primera medida, hay que entender que el “fracaso” o la “crisis”, para colocar los términos que se manejan por estas horas alrededor del fútbol juvenil argentino, no es de talentos sino de estructura. Porque siempre, al menos en esta materia, los resultados llegan cuando el proceso de formación es el adecuado y reúne una seriedad y una continuidad que muy lejos estuvo de ofrecerle la AFA a los distintos entrenadores desde aquél título de Canadá 2007 a la fecha.

Entonces, recién a partir de este punto se pueden empezar a puntualizar las causas o las razones que llevaron a este grupo primero a penar a la hora de acceder, vía torneo Sudamericano, al pasaporte para Corea del Sur, y ahora a quedarse muy rápido al costado del camino hacia los primeros planos, y que no pueden volver a repetirse en el futuro si se quiere reconstruir un espacio que hasta no hace mucho tiempo supo ser modelo de admiración por resultados que llegaban como anexo de lo que es un objetivo principal: la formación.

Porque las diferencias que hoy marcan Francia, Alemania, Uruguay, Estados Unidos y Venezuela, esta última trabaja desde hace cuatro años perfeccionando la mejor camada de su historia, en esta materia son de organización, logística y metodología, no de figuras.

En el mundo del fútbol se sigue apuntando al talento de los chicos argentinos, pero claro está que a la hora de las competencias, en este nivel de Sub 20 para abajo, lo estructural está un escalón por encima de las virtudes naturales de los actores.

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Nuevos protagonistas

Con la nueva AFA en marcha el fútbol juvenil espera que se abra un espacio cargado de coherencia, responsabilidad, respaldo y prolijidad.

Mientras tanto ya se dieron a conocer los nombres de los nuevos responsables que tendrá esta área tan importante y clave.

Dentro de este contexto la figura de Juan Sebastián Verón aparece como cabeza central de un equipo que apunta a contar con Hermes Desio (hoy en Estudiantes) como coordinador y a Sebastián Beccacece como entrenador del Sub-20 y con la premisa de bajar la misma línea de trabajo y el sistema de juego que pregona Jorge Sampaoli.

Otro nombre que apareció en la lista es el de Jorge Raffo, con mucho rodaje y experiencia en el rubro y cerebro de un proyecto muy ambicioso que incluye centros de formación en todo el país, aunque su participación todavía no quedó definida.

En tanto, se apunta a Pablo Aimar para que tome el timón del Sub-17 y de Diego Placente para conducir el Sub-15 (en octubre se juega en nuestro país el Sudamericano de la categoría).

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