E n Núñez se habla de una nueva reinvención (¿Y van...?) del River de Marcelo Gallardo. Y las pruebas están a la vista: de un comienzo brumoso de 2018, donde el equipo del Muñeco no daba pie con bola en la Superliga y llegó a quedar a 24 puntos de Boca, a este presente ganador en continuado y todavía disfrutando de lo que significó haberle ganado la final de la Supercopa Argentina a su rival de todo la vida.
Es cierto que todo el terreno perdido en el arranque del torneo local le pasa factura ahora ya que difícilmente pueda lograr a través de la Superliga la clasificación a la Libertadores del año que viene, pero el equipo del Muñeco volvió a ser el equipo del Muñeco y con el liderazgo de su grupo en la Copa y el boletos a octavos al alcance de la mano se anima a construir otra gran ilusión en el torneo internacional más importante para los clubes argentinos.
Los momentos de incertidumbre, que incluso dispararon dudas sobre la continuidad de Marcelo Gallardo si perdía la final de la Supercopa Argentina ante Boca, empezaron a disiparse el 28 de febrero cuando River debutó con un buen empate 2-2 en la Copa visitando al Flamengo de Río de Janeiro.
Cuatro días antes había perdido 1-0 con Vélez por la Superliga en el peor momento del año, para empezar a dar paso luego de esa tarde en Liniers a esta racha positiva que llegó a doce partidos con el triunfo del jueves a la noche 2-1 sobre Emelec.
Pero Marcelo Gallardo, como en todos estos cuatro años de su ciclo, no se duerme nunca en los laureles.
Y sabe mejor que nadie que su equipo debe mejorar mucho todavía más allá de disfrutar de este estado de gracia. Por eso se fue un poco caliente tras la victoria ante Emelec por ese gol rival para el descuento: ”No me gustó para nada porque fue en el final y de manera inesperada. Sirve para estar atentos, no nos podemos relajar”. Un Gallardo auténtico.