Gonzalo Martínez vivió un momento inolvidable la semana pasada en Medellín y la historia viene a cuento de los días que le están tocando en suerte en este 2017.
Tras la gran actuación con Lanús que lo convirtió en figura y llave que destrabó lo que pintaba para derrota y con otro gol importante y muy gritado en la complicada tarde noche frente a Belgrano, el Pity le sacó punta a su zurda para el deleite de todos los hinchas.
Así fue que el Pity pasó de algunos fastidios de los hinchas a una ovación constante el domingo cada vez que tocaba la pelota.
Todo empezó casi sin querer en la previa del partido frente al DIM en una reunión de charlas internas organizada por la doctora Sandra Rossi. Con la presencia de todo el plantel, el ejercicio consistía en decirle algo a un compañero para evaluar el estado de la comunicación y el diálogo interno del grupo. La situación acabó siendo un tremendo e inesperado apoyo para un Pity que lo sintió a pleno.
Sin que estuviese planificado de antemano por el DT, la doctora Rossi fue la de la idea y avanzó con el visto bueno del Muñeco. Cuando arrancó la charla, les dio la posta a los jugadores y abrió el juego Nacho Fernández, quien inesperadamente decidió hablarle al Pity.
“Quiero agradecerle a Gonzalo porque cuando las cosas no salen bien es el que pide la pelota siempre y el que se come la puteadas de todos, así que quiero agradecerle de mi parte lo que hace para el equipo”, dijo Nacho ante la sorpresa de todos, que no esperaban que la historia tome ese rumbo.
Entonces, mientras el Pity se quedaba mudo, se subió a ese discurso Ponzio, quien confesó: “Yo le quiero hablar al Pity pero para pedirle disculpas porque a veces intentando lo mejor se equivoca y lo puteo. No lo voy a hacer más, tenemos que apoyarte”. Maidana, tipo de pocas palabras, en el mismo sentido también pidió perdón: “Te voy a bancar más y no te voy a putear cuando las cosas no te salgan”. La charla acabó con un Pity emocionado y feliz.
Y al parecer fue de una ayuda tremenda por todo lo qué pasó a partir de esa noche en Medellín y con los aplausos que le dedicó el Monumental cuando lo nombraron y en cada una de sus intervenciones en el gran partido ante Belgrano. El Pity lleva la 10 de River y empezó a justificarlo. Empezó el amor con la gente a puro gol y a puro caño.
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