En Madrid el martes fue un día de fiesta, pero por las desgracias ajenas: Barcelona fue víctima de una derrota histórica que los simpatizantes del Real celebraron como un triunfo propio. Pero como dice un conocido dicho popular, no se debe escupir al cielo...
El conjunto de Zinedine Zidane estuvo a segundos de compartir el infierno deportivo con su clásico catalán, pero un polémico penal cobrado por el árbitro en tiempo de descuento le permitió seguir con vida en Champions y cerrar un global favorable por 4-3.
El duelo entre Juventus y el máximo ganador del torneo comenzó con un Santiago Bernabéu silenciado a los dos minutos de juego gracias a un gol anotado por el croata Mario Mandžukić. La visita, inspirada en la proeza de la Roma, se encontraba a dos tantos de la hazaña tras la goleada sufrida en Turín la semana pasada.
Pero lejos de imponer autoridad en el césped, al local le costó contrarrestar los ataques del equipo italiano, que se codeó con el segundo gol en varias oportunidades pero no logró definirlas.
Con el correr de los minutos el Real comenzó a hacerse con el dominio del balón y logró trasladar las acciones fuera del arco de Keylor Navas, pero Juventus recurrió a la misma fórmula con la que abrió el marcador y alcanzó la segunda conquista con otro cabezazo mortal del atacante balcánico (ex jugador del Atlético) y el estadio se llenó de preguntas.
Para el segundo tiempo, Zidane se cargó a Gareth Bale y al brasileño Casemiro para colocar a dos de los futbolistas con mayor capacidad ofensiva del plantel: Lucas Vázquez y Marco Asencio y la movida le trajo sus frutos: logró cerrar las bandas y obligó a la "vecchia signora" a centralizar el juego.
Pero un error de su arquero le permitió al francés Blaise Matuidi alcanzar la hazaña y señalar el 3-0 parcial que obligaba a ir a un alargue para conocer al triunfador de la llave.
Luego la película cambió completamente: los italianos se replegaron varios metros y el local, obligado por el peso de su historia, fue a buscar el gol de la clasificación, pero las ideas se limitaban a centros para que Cristiano Ronaldo haga magia en el área.
Y fue así, con un bochazo que el portugués bajó al área chica que llegó la jugada de la polémica y que definió el destino de ambos equipos en la Champions: Lucas Vázquez intentó dominar el pase del luso y el defensor Mehdi Benatia, en su afán por despejar el balón, le cometió uno de los penales más discutidos de los últimos tiempos.
Protestas y una roja directa contra Buffón fueron la previa del disparo desde los doce pasos anotado por CR7 y que le permitió al Madrid salvarse del papelón histórico y le dio el boleto a las semifinales de la Champions League.