Iban 11 minutos del segundo tiempo cuando Cristian Tula, como suele pasarle generalmente, tuvo que salir al costado a quedar mano a mano con Ricardo Centurión, el habilidoso volante ofensivo que tiene Racing. El "10" lo gambeteó, tiró la pelota larga y, cuando quiso escapar a la marca del central, recibió un codazo impresionante en la cara.
Fue demasiado evidente: mientras la pelota estaba lejos, Tula levantó el codo y le pegó directamente en la boca. Centurión, dolorido, se quedó en el suelo, como esperando que Fernando Rapallini, el juez del encuentro, expulsara al ex San Lorenzo. No pasó. Fue amarilla. Un error gravísimo del árbitro que, probablemente, pudo haber cambiado la historia del partido.
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