Nacido en Marsella, Zinedine Zidane era fanático del equipo de su ciudad, el Olympique de Marsella. Ahí brillaba Enzo Francescoli en la temporada '89-'90. Elegante, preciso y fino, el uruguayo derrochaba su categoría en uno de los clubes más populares de Francia. Zizou, de chico, lo admiraba. Sentía devoción por el ídolo de River. Iba a verlo a los entrenamientos, a los partidos.
—Yo lo imitaba. Trataba de hacer todas las cosas que él hacía, sus movimientos. Quería hacer lo mismo que él. Todo. Fue mi gran ídolo— contó el francés a mediados del 2000, ya en el Everest del mundo futbolero.
A pesar de convivir en la misma ciudad, nunca se encontraron en la calle. Ver a Francescoli, para Zizou, era un objetivo incumplido: ese niño descendiente de argelinos soñaba con cruzarse a un charrúa alto, flaco, desgarbado. Tuvo que esperar hasta 1996. En la final de la Copa Intercontinental, Juventus, que tenía a Zidane como estrella, se midió contra River, que disfrutaba los últimos destellos de Enzo.
En el pasillo antes de entrar al campo de juego, por fin, se vieron.
—Es muy tímido. Me tocaba y me decía que no podía creer estar conmigo— recordó Enzo.
Zinedine, balbuceando, le contó a Francescoli que a su primer hijo le había puesto Enzo por él. Que, para homenajearlo, lo llamó igual que el jugador que alegró su infancia. Francescoli se quedó helado. Desconocía la historia. No entendía como, un talentoso que dos años saldría campeón del mundo, lo admiraba. Al final del partido, que ganó Juventus por 1-0, le regaló su camiseta.
Hay dos versiones sobre qué pasó con esa camiseta. Una, la sobria, la cuenta Zidane: dice que se la regaló a Enzo, su hijo, quien la usaba para dormir. La otra, reveladora, es de la mujer: "Zinedine vestía la camiseta de Francescoli para dormir. Yo le pedía por favor que se la saque, que parecía que estaba durmiendo con un jugador de fútbol", dijo.
Días después de que se cumplieron 20 años de la noche en que Juventus amargó a River en Tokio, Enzo Zidane extendió la dinastía con un gol digno de su apellido, de su nombre. Es el heredero de Zizou, la reversión de Francescoli.
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