Las buenas campañas que realizaron Jorge Larriera y Néstor Gorosito en Godoy Cruz y San Martín de San Juan respectivamente no alcanzaron para que se mantengan en sus cargos. Por diferentes motivos, los dos dejaron sus puestos y no continuarán al mando de sus equipos en la segunda mitad de la Superliga.
El uruguayo Larriera había llegado al fútbol argentino con un discurso atractivo. Prometía presión alta, buen juego, salida desde el fondo con la pelota al suelo. Los resultados no estuvieron mal: sumó 17 puntos, con cinco victorias, dos empates y cuatro caídas en once juegos. El problema fue que la dirigencia quiso cambiar al preparador físico. Y el charrúa puso el límite: con su cuerpo técnico, no. A raíz de esto, presentó su renuncia.
El caso de Pipo fue diferente. Gorosito asumió en diciembre del año pasado y firmó un contrato por un año. El año pasó, y el técnico llegó al final de su vínculo. Sin embargo, no alcanzó un acuerdo económico con los dirigentes para renovarlo. Debido a esto, no continuará en el puesto.
Ahora ambos equipos serán comandados por entrenadores interinos. Los directivos del Tomba y del Verdinegro trabajarán en el verano para pensar en cómo continuarán sus proyectos futbolísticos.