Talleres, dirigido por Pastoriza, ganaba 2 a 1 cuando Javier Castrilli sancionó un penal muy discutido. Un particular ingresó al campo para agredir al árbitro y se armó una trifulca, tras la cual, Castrilli expulsó a cinco jugadores cordobeses: Kenig, Ortega Sánchez, Fornero, Rivarola y Boldrini, que participaron junto al Pato Pastoriza de una acalorada protesta.
Como consecuencia reglamentaria (Talleres quedó con seis jugadores) el árbitro suspendió el partido.
El Tribunal de Disciplinas de la AFA, en la semana siguiente, le dio por perdido (0-2) el partido a Talleres y suspendió a los jugadores expulsados, pero el club cordobés recurrió a la justicia ordinaria y consiguió un recurso de amparo de parte de un juez que instaba a la AFA a dejar sin efecto las sanciones aplicadas.
Los árbitros, en represalia a los hechos de violencia, decretaron una huelga y la AFA resolvió suspender la fecha del siguiente fin de semana. Sin embargo, Pastoriza viajó a Rosario para enfrentar a Newell's (como estaba programado antes de la suspensión) con un escribano y un plantel integrado por dieciséis jugadores, entre los que figuraban los cinco expulsados. Pero las puertas de Newell's estaban cerradas.
Esa fue la última vez que un club desafió a la AFA mediante la Justicia ordinaria. Finalmente, Talleres perdió la categoría.
La tapa de El Gráfico del 25 de mayo de 1993, tras aquela jornada bochornosa
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