Cuando a Pacho Maturana le propusieron formar parte de la mesa de expertos para definir “Estrategias de para selecciones juveniles de Conmebol”, los motivos de la convocatoria no le causaron gracia. “Cuando escuché que los europeos nos llevaban ventaja, me cosquilleó el cuerpo y me sentí incómodo. Lo dijo Alejandro Domínguez y no le dije nada porque es el presidente (de la Conmebol). Resulta que años después los europeos convirtieron un mundial en una Eurocopa”, recrea el entrenador en la presentación del resultado final de ese proyecto que se convirtió en libro.
Bajo esa premisa -antes de que Islandia le ganara a Argentina en Rusia 2018-22 formadores y técnicos de distintos puntos de Sudamérica analizaron de qué manera cambiar el paradigma.
“Después de escuchar tanto, hicimos una síntesis y tomando la teoría de la relatividad de Einstein, hicimos la fórmula Sudamericana: Talento + Creatividad elevada a la Pasión. El talento y la creatividad muchas veces surge sin darnos cuenta. Surge de la precariedad nuestro contexto que nos vuelve talentosos y creativos: porque en Sudamérica llegar a fin de mes es altamente producto de la creatividad. Aquí se aprende a jugar chutando las piedras; hay que ir a la escuela saltando baches, hay que ser creativo para caminar por la calle. Eso recoge el fútbol”, indica el paraguayo Luis Fernando Ramírez, uno de los editores del libro que Conmebol presentó recientemente en la Argentina, en el predio de la AFA situado en Ezeiza.
“Hoy llegan a los clubes jugadores de departamento - sintetiza el desafío Hugo Tocalli, otro de quienes aportó su visión sobre la problemática- y tenemos que transmitir en la formación desde cómo se da un pase a la psicología del juego”. Pero el libro supera la sentencia y se ocupa de la manera de revertirlo. “El potrero está en vías de extinción. Por la tecnología, por la inseguridad que los chicos no pueden jugar en la calle... Tenemos que recrear el potrero en los clubes. Para tener en un futuro cercano selecciones juveniles solidadas, tenemos que empezar por el fútbol infantil y eso empieza en los clubes”, sentencia Juan Cruz Anselmi, experto y editor, a la vez.
“En los últimos años hubo mucho de copiar y pegar de casos exitosos del fútbol europeo que confundieron a nuestros formadores. Nosotros tenemos nuestro propio ADN y marca registrada. Nuestro entorno socio cultural, económico, familiar y nutricional no es lo mismo en un chico de un barrio caro Londres o Amnsterdan, que de una favela de Brasil, un barrio carenciado de Buenos Aires o de uno con graves problemas como puede tener Montevideo”, graficó Anselmi.
“No hay fórmulas mágicas para el éxito. Hay pistas que de los que lo tuvieron. Las pistas son de los ganadores, nosotros fuimos ganadores. En el pasado cuando uno se reunía en la esquina, ya venía de montarse a un árbol por un par de guayabas, de pasarse por debajo de un alambrado. Esa cuestión motriz, antes se daba naturalmente, ahora hay que inculcarlo. Johann Cruyff preguntaba cómo había que volver a esa esencia. Bueno, principalmente tenemos que evitar que los chicos se revuelquen en el área por una falta: en la calle uno se tiraba al piso cuando le dolía. Hoy algunos futbolistas están orgullosos porque el GPS le marca que corrió 11 kilómetros… tenemos que enseñar pa qué se corre”, reclama Pacho.
El libro propone en 70 páginas el cambio de paradigma que los entrenadores más destacados del continente proponen a todos los clubes de las distintas federaciones del cono Sur americano, ofrece recomendaciones a distintos problemas y recomienda un método de trabajo que separe en dos áreas la formación: una infantil de 6 a 13 años y otra juvenil, de 14 a 20. ¿Los resultados? Se verán en dos mundiales.
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