El esfuerzo en Lima pasó factura. Nadie lo mencionó antes de este juego ante Boca, pero entre los efectos del viaje, el desgaste emocional que producen estos partidos y el saldo de consecuencias físicas de un plantel que debió infiltrar a Erviti, Gigliotti y Benítez para encarar este clásico que, para Independiente, tenía un valor trascendental para sus planes.
En la cancha de Boca quedó el invicto de 14 partidos de Ariel Holan y, el futuro inmediato, dirá qué más. “Ahora nos toca cerrar lo que fue este partido con el análisis de los errores cometidos en este partido -dijo el DT rojo tras el partido- y después empezaremos a pensar en el equipo que saldrá a jugar ante Defensa”.
Holan no buscó excusas para explicar la derrota ante Boca; se quejó por los golpes que recibió Barco (“está lleno de patadas”) y dijo que para él no fue penal la jugada del primer gol, pero no puso en discusión el resultado: “Boca fue superior y mereció ganar el partido”, y explicó: “con el segundo gol comenzó otro partido. Si bien tuvimos una jugada clara de Rigoni no inquietamos mucho a Boca. A nuestros delanteros les costó tener el balón y estuvimos apresurados en los pases. La diferencia se vio en el campo de juego y el tercer gol ya derrumbó todo”.
El técnico no ocultó su decepción por el traspié: “nos ilusionamos muchísimo con la oportunidad de venir acá y conseguir un triunfo. Nuestro objetivo es entrar en la Libertadores, quedan cuatro y hay que dar vuelta la página rápido y aprender de los errores”.
Por último reconoció que el partido del último miércoles ante Alianza Lima afectó la respuesta de su equipo: “Tuvimos el atenuante del desgaste físico y emocional que siempre representa jugar un partido de Copa”.
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