Se lanzaron objetos contundentes entre la platea alta (Boca) y la tribuna popular (Gimnasia) y el segundo tiempo demoró media hora en arrancar.
El fútbol argentino no tiene solución. Después de años de jugar sin hinchas visitantes con lo que ello representa, la Copa Argentina y algún otro torneo permitió que el color vuelva a las tribunas. Sin embargo, los violentos, que estuvieron calmos un buen tiempo, quisieron en Rosario terminar con esa paz.
En el entretiempo del encuentro que en cancha de Newell's están disputando Boca Juniors y Gimnasia y Esgrima La Plata, por los cuartos de final del certamen, se cruzaron las dos hinchadas y el partido corre serio riesgo de suspenderse.
Desde la platea alta, hinchas de Boca comenzaron a romper butacas y atacar a los de Gimnasia que se encontraban detrás de un arco en la parte baja y estos respondieron. Entonces desde la tribuna que está del otro lado vino el grueso de la Doce tras romper un portón que estaba cerrado.
Debió intervenir la policía con balas de goma y todo se desmadró. Hasta que apareció en la platea Juan Román Riquelme, junto a Marcelo Delgado y otros integrantes del Consejo de Fútbol para tratar de frenar a los hinchas xeneizes, que entonces retrocedieron en medio de una tensa calma.