Su capacidad inicial estaba prevista para 100 mil personas, aunque los archivos afirman que en las finales de la Copa Libertadores y de la Intercontinental, ambas disputadas en 1967, 120 mil y 125 mil personas coparon el estadio. Por estos tiempos, de butacas y normas estrictas, la Asociación del Fútbol Argentino habilitó el escenario para 51.389 espectadores –uno de los cinco con mayor capacidad del país-.
En 1946, gracias al aporte fundamental del gobierno comandado por Juan Domingo Perón, comenzó el sueño de un nuevo estadio. A través del decreto 7.395, el Estado Nacional financió, primero con tres millones de pesos y después con otro ocho, la construcción. En 1947 la vieja cancha albergó su último partido y un año después se inició la edificación.