Fue Gallardo quien acabó con el misterio. Le dieron la chance de cambiar la lista de inicio de temporada y lo encaró a Juan Fernando Quintero para preguntarle sí se animaba a usar a 10. El colombiano dijo que sí y cuando vuelva de la lesión saldrá a la cancha y se hará cargo de la 10, la más pesada de todas, la que cerró una etapa histórica con esa eterna corrida en el Santiago Bernabeu en la final ante Boca. Juanfer otro que tuvo un momento idílico en aquella jornada inolvidable hereda al Pity.
Esa jugada recargó de mística el dorsal de una casaca que tiene mucha historia en el fútbol argentino y en especial en River. Ya en los tiempos anteriores a Pelé, que fue el encargado de darle valor simbólico al primer número doble, en general la usaba el primer gran ídolo Millonario, Labruna, que por ser el centro delantero, siempre agarraba ese dorsal en los partidos.
Desde esos tiempos la casaca 10 de River no es lo mismo que cualquier otra. Para los memoriosos le hizo honor Ermindo Onega y luego la hizo famosa el Beto Alonso, apodado en su momento como el Pelé blanco. Fueron tiempos donde la gente al entrar a las canchas buscaba quien era el 10 de los equipos. Así hasta el Matador Kempes la usó en su momento en River y luego Francescoli en aquella etapa inicial de su llegada.
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Para la temporada 97-98 la AFA dispuso que los jugadores usarían la camiseta con su número y su nombre todo el año calendario del fútbol, tanto en las competencias locales como en las internacionales. El primero en River fue nada menos que el Muñeco Gallardo la dinastía estaba intacta y lo que vendría no le faltaría el respeto a la historia.
A los nombres es fácil remitirse. Gallardo la usó desde el 97 al 99 y fue el primero de la era post Francescoli y post primer Ortega. Ese ciclo brillante tuvo además de grandes actuaciones y títulos el germen de para otros cracks 10 que vendrían: los primeros fueron Pablo Aimar y el indecito Santiago Solari. En el 2001 con el regreso de Ortega no hubo discusiones y el Burrito la usó casi dos temporadas, dejándole al tiempo su lugar a D´Alessandro.
"Nos dijeron que ahora se pueden cambiar los números. Le pregunté a él si le gustaría usar ese número y me dijo 'perfecto, me queda bien', así que se la vamos a dar", dijo Marcelo Gallardo.
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El primero de esos tiempos que no era de la casa fue el Rolfi Montenegro que salió campeón y dejó una muy buena imagen. Luego volvería el Muñeco Gallardo y se adueñaría de lo que le correspondía. Fueron tres años hasta un alejamiento que dejó vacante el lugar y que por primera vez tuvo con ese dorsal a un delantero: Marco Ruben.
Las vueltas de Ortega, primero, la del propio Gallardo de nuevo y el fugaz estrellato del pibe Buonanotte y la aparición de Lamela en esta esa etapa tan complicada fueron los nombres que se quedaron con la 10. Hasta que con el descenso apareció el Chori Domínguez otro jugador que no era de la casa y se hizo cargo del asunto.
Con el regreso a la primera la etapa inicial la dominaron los chicos del club: Manuel Lanzini primero, Tomás Martínez después y al final el estrellato de Pity Martínez que fue tan fuerte que ni siquiera le dio lugar al regreso de D´Alessandro. Ahora son días para Juanfer Quintero, extranjero, como en los tiempos de Enzo Francescoli.