La decisión de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) irrumpió como un rayo en el fútbol argentino. Los jugadores se pusieron firmes y decidieron no arrancar el torneo hasta que se paguen las deudas correspondientes.
Hace 20 años, el fútbol argentino tuvo una situación similar. El 25 de julio de 1997, los capitanes y subcapitanes de los clubes de primera división resolvieron la huelga al reclamar la libertad de acción de seis jugadores de Deportivo Español.
Los futbolistas en cuestión eran Campagnuolo, Castillo, Potenzoni, Guede, Fuentes y Pontiroli. Todos los futbolistas estaban en conflicto con el conjunto que, en aquel entonces, era presidido por Francisco Rios Seoane. En aquel momento, el propio Sergio Marchi –quien hasta hoy es el Secretario General- sentenciaba: "No podemos aceptar una negociación porque lo único que quieren los jugadores es que se les respete su derecho de quedar libres".
En la reunión en la que se decidió parar en todas las categorías del fútbol argentino, había trece equipos de Primera División representados. Deportivo Español, Boca, Newell's, Colón, Unión, Huracán Corrientes y Gimnasia de Jujuy.
El único club porteño que no presentó, en ese entonces, un representante en la asamblea de jugadores fue, justamente, Boca Juniors. En ese momento, el club era presidido por Mauricio Macri.
Tras ese momento, los jugadores se quedaron con el pase en su poder. Años más tarde se generaron otros dos paros de jugadores importantes. Uno de ellos en 1999, cuando los futbolistas de Primera A se solidarizaron con el ascenso porque no les permitían iniciar las actividades por "inseguridad".
Y, el último recordado, fue la huelga de 2001 en el que se retrasó el inicio del torneo porque los jugadores reclamaban que se paguen las primas y los premios adeudados.