La última reunión del comité ejecutivo era el escenario previsto para, al menos, debatirlo. Pero ninguno de sus miembros preguntó siquiera si eran verdad los rumores sobre el final de la B Nacional. Si no sucedió fue porque todavía no existe un consenso para llevar adelante la reforma que pretende la conducción de la AFA, pero de manera informal están llevando adelante las negociaciones para concretarla luego del Mundial, contrarreloj.
El torneo que se pretende reformar tiene tantos puntos en contra que permite que la discusión siga abierta porque aunque se decida continuar en las mismas condiciones carece de fixture: los clubes no saben cuándo enfrentarán a sus rivales hasta dentro de un mes. Lo mismo da si fuese en un formato u otro porque de ninguna de las dos maneras hubiese podido ahorrar en logística con reservas hasta, por lo menos, fin de año.
Por eso la comisión de torneos trabaja en el formato de 40 equipos separados en dos zonas y la consecuente reestructuración del resto de los campeoantos de ascenso. Una vez plasmado en un proyecto concreto, con detalles de todos los aspectos, el comité ejecutivo lo tendrá en su orden del día. Mientras tanto, trabajan para lograr el acuerdo que permita su aprobación.
"Esto puede darse en el próximo Comité o puede darse la próxima temporada", aseguró el secretario ejecutivo de presidencia, Pablo Toviggino, en una entrevista con el portal Ascenso del interior, en la que evaluó los tiempos en que puede producirse la reforma. Es decir, antes o después, pero sale.
El argumento oficial para separar a los equipos en Federal y Metropolitano se basa en que los descensos de la B Nacional se consuman a la Primera B o al Federal A, según la afiliación de los clubes. Del mismo modo que los sindicatos arbitrales tienen una arraigos similares, la AFA pretende que esa división también sea deportiva. Para solventarlo, también buscarán pantallas diferenciadas y un impacto de marketing que lo vuelva más sustentable.
El Departamento de Torneos, trabaja entonces en las dos zonas diferencias con un máximo de 20 equipos por lado: Los equipos de la B Nacional directamente afiliados -los de Buenos Aires- y los que lo están, pero a través de sus ligas de origen en el resto de las provincias o el interior bonaerense.
Para llegar al número deseado, subirán los mejores ubicados de la Primera B, según las posiciones finales de la última temporada, quedando entonces excluidos los dos equipos que llegan de la Primera C y los descendidos. En la otra zona, harán lo propio con los mejores del Federal A.
Según el entorno de Tapia, esta reforma tiene un 80 por ciento de consenso. Por eso, hasta quienes están en contra del proyecto están dispuestos a negociar, ya que darle continuidad al formato actual implicaría la quiebra de muchos clubes, ya que recibe el descarte de cuatro equipos de la Superliga y otros cuatro producto de los ascensos de la Primera B y el Federal A.
Así, el sistema de promedios, condena a aquellos que llevan más temporadas en la segunda división. En ese contexto, entre el costo de los operativos policiales y los viajes, las instituciones pierden plata fecha tras fecha. La discusión está abierta.
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