La victoria de Argentina en Qatar y la carrera de Messi, en esta nota que recorre parte de las grandes coberturas de Diario Popular en su 50º aniversario.

El Mundial de Qatar, en 2022, marcó la coronación definitiva de Lionel Messi. El tercer título de la Selección Nacional terminó por otorgarle un final (¿final?) más que feliz a una historia de amor y desencuentros marcada a fuego por un irracional exitismo y las inentendibles comparaciones.

Pese a la ristra de trofeos y medallas obtenidos por el rosarino, se le seguía exigiendo el “gran premio” de un mundial de mayores. Messi, Diego Armando Maradona y Mario Alberto Kempes son las figuras asociadas a las gestas máximas de nuestra Selección de fútbol en 2022, 1986 y 1978.

Campeón mundial juvenil en 2005; campeón olímpico en 2008; subcampeón mundial de mayores en 2014; tres veces subcampeón en la Copa América; múltiples festejos en el Barcelona. Récord de goles, récords de todo, uno detrás del otro…

Nada parecía alcanzarle para lograr la idolatría del hincha argentino. Hasta hubo un amague de renuncia a la Selección, en 2016. Pero Messi finalmente no se entregó: fue por más, por lo que decían que le faltaba (y él también lo sentía así).

Primero llegó el título en la Copa América, en 2021, en el Maracaná y ante Brasil en la final. Ya en 2022, el triunfo en la Finalissima, ante Italia, en Wembley. Y en diciembre, tras un comienzo amargo, la resurrección para terminar alzando el trofeo que todos le reclamaban, en la final ante Francia. Entonces, sí, por fin, Messi subió a las alturas asignadas a las deidades.

La Argentina –salvo el subcampeonato de 1930, en Uruguay- no había tenido actuaciones destacables en los primeros mundiales. Siempre se improvisó, tanto en la elección de los directores técnicos como en las convocatorias de jugadores.

Todo cambió, para bien, en 1974, cuando asumió al frente de los Seleccionados el recientemente fallecido César Luis Menotti, un apellido insoslayable en nuestro fútbol. Cuatro años más tarde, Argentina -como anfitrión- obtuvo su primer título mundial, con un plantel exquisito y un notable juego colectivo. Mario Alberto Kempes, goleador del torneo, fue la gran figura.

Ocho años después, en 1986 y con Diego Armando Maradona en todo su esplendor, Argentina volvió a gritar campeón, esta vez en México. El mejor gol de la historia de los mundiales y “La mano de Dios”, ambos en el triunfo ante Inglaterra, elevaron a Diego al trono de los dioses futbolísticos. La final ante Alemania marcó a fuego al equipo ensamblado por Carlos Salvador Bilardo. Otro apellido sinónimo de fútbol, que trasciende las estériles polémicas.

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