Tan grande es Lionel Messi que, sin hacer nada, te puede cambiar la vida. Y si no habría que preguntarle a Juan Pablo Román, un joven santafesino que se hizo famoso por llevarle churros y que gracias a que esa historia se hizo conocida, ahora tendrá la chance de probarse en Independiente.
En junio de este año, mientras descansaba en la casa que tiene en el barrio privado Kentucky, situado en la localidad de Funes, cerca de Rosario, Messi pidió churros a una famosa churrería de la zona. Juan Pablo Román fue el afortunado repartidor al que le tocó ir a llevárselos, aunque sin saber que el destinatario de las tres docenas y media que cargaba era el mejor jugador del mundo.
Al llegar al barrio privado y tener que pasar por un importante filtro de seguridad, el joven se acercó a la puerta del domicilio de Leo, donde fue recibido por un amigo del 10, junto a Antonela Rocuzzo y Mateo -esposa y segundo hijo, respectivamente, del crack-.
Luego de ese hecho, Juan Pablo contó la historia y rápidamente los medios nacionales de hicieron eco y fueron directamente a buscarlo. Fue así como en una nota con el programa Perros de la Calle, de Radio Urbana, reveló que él jugaba al fútbol, pero que a los 18 se vio forzado a dejar la actividad por un traumatismo de cráneo que lo mantuvo durante varios días en terapia intensiva.
Gracias a esa entrevista, Román consiguió una prueba en Godoy Cruz, donde pese a dejar una buena impresión no terminó quedando. Pero ahora tendrá revancha, ni más ni menos que en un gigante como Independiente, y bajo la mirada particular del histórico Hugo Tocalli.
"Te vamos a dar la chance no solo para que te desarrolles deportivamente, sino para que conozcas a un formador histórico como Hugo", le dijo Esteban Sáenz Rico, secretario deportivo del club, al propio Juan Pablo Román, en Perros de la Calle. En el fútbol, como en la vida, siempre hay revancha y una segunda oportunidad, y este joven repartidor de churros es la fiel prueba de ello.
"Llegué al Kentucky, al country, siempre sin saber que iba a lo de Messi, incluso salí de la churrería quejándome porque es un tramo largo y te hacen esperar, perdés tiempo. Nunca sospeché que iba a lo de Messi, sí le pregunté al de seguridad cuál era la casa.
A todo esto me piden el DNI, en seguridad me lo retuvieron y como nunca me había pasado eso le pregunté por qué lo hacían y me respondió: 'Porque ya sabés a la casa de quién vas'. Les dije si me estaban jodiendo y ahí levantan la barrera, me dicen adónde tenía que ir, que sí, que tenía que ir a la casa de Messi.
Cuando llego estaba la seguridad afuera, toqué varios bocinazos y salió un amigo de él. Me bajé, entregué los churros, en eso veo la puerta, se asomó Antonela, hablé un poquito muy rápido, la saludé con todo respeto y bueno, a todo eso creo que Messi saludó desde el fondo, yo estaba muy shockeado. Le pregunté a Antonela si me podía sacar una foto con Messi y me dijeron que estaba ocupado con la familia y amigos, así que no pude, pero lo entendí.
Jamás imaginé que un pedido me iba a llevar a la puerta de la casa de Messi y así fue. Sacarme una foto con él sería un honor, pero no quiero molestar, ojalá en algún otro momento se dé. Lo primero que hice cuando me fui de ahí, además de llorar, fue mandarle un audio a mi mamá”, relató el propio repartidor hace algunos meses.
comentar