Obligado por lo pautado, la circunstancia de la final de Copa Argentina que se viene y para no fundir a D’Alessandro, las variantes del DT del Millo se vieron en el momento en que podían ser su caballo de Troya. Y así fue.
Las decisiones de los entrenadores suelen ser gravitantes y desde el banco, las determinaciones que tomaron tanto Marcelo Gallardo por un lado, como Guillermo Barros Schelotto por el otro, influyeron en lo que fue el resultado final en el clásico. Quizá pensando también en la final del jueves ante Rosario Central, por la Copa Argentina, el Muñeco sin quererlo se terminó auto-boicoteando.

Esta vez, el Mellizo eligió una ligera variación en lo que es su habitual sistema táctico, y si bien Fernando Gago no tuvo la gravitación de otros encuentros, logró darle más libertad para moverse al Apache Tevez que se convirtió en la figura del clásico, aportando dos tantos para definir el mismo. Cuando se lesionó Bou, mandó a la cancha a un volante ofensivo como Ricardo Centurión, que también terminó resultando tan desequilibrante como decisivo. Y luego, en reemplazo de un volante como Pablo Pérez, entró un lateral que también se puede desempeñar en esa posición, como Leonardo Jara.

Le pasó por Cabezón


La gran pregunta con la que se fueron de la cancha los hinchas de River es la relacionada no con la salida del Cabezón Andrés D'Alessandro (estaba estipulado que jugara aproximadamente esa cantidad de minutos), sino por qué Gallardo eligió para sustituirlo a un volante de características defensivas como Iván Rossi. Ese era el mejor momento de River en el partido, en donde el Millonario desperdició dos situaciones más como para ponerle la lápida al clásico. Pero eso no sucedió y todos sabemos cual fide el final de esta historia.

Al ratito, Gallardo sumó a un delantero como Mora, en lugar de un mediocampista, como Gonzalo "Pity" Martínez y por último, un Andrade muy estacionado por la derecha, ingresó en lugar de Driussi autor de un gol, autor del gol del primer empate que se dio en el partido y que le daba la esperanza a River de dar vuelta la historia.

Después claro que hay otros motivos como para justificar un resultado. Boca tuvo la capacidad de soportar ese momento complicado, en donde algunos errores defensivos le abrieron la puerta a River para dejar sentenciado el clásico. Y además, la actitud de ir a buscar cuando algunos pensaron que el parcial 2 a 2, iba a ser el resultado definitivo y el final de la jornada lo depositó en la cima de la tabla.

River, en cambio, modificó la identidad táctica con la cual había salido a jugar el partido y terminó confundido y pagando con derrota

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