-¿Cómo lo ves a Messi a la distancia?
Lo veo con el talento maravilloso que siempre tuvo. Y con esa gran formación futbolística que desde pibe incorporó en el Barça. Pero también lo veo con algunos problemas. Preocupado por la marcha de su equipo. Y como si tuviera menos ganas por la situación que vive. Él puede ganar a favor de su genio, uno, dos, diez, veinte partidos seguidos, pero no puede resolver la línea de juego, el estilo ni el funcionamiento del equipo. Y esto que le viene pasando al Barcelona, lo afecta, lo pone impaciente, ansioso o incluso frustrado. Porque el momento que atraviesa su equipo es muy complejo. No encuentra la idea el Barça. No encuentra el equipo ni los jugadores. Y Messi lo sufre como lo sufriría cualquiera. Este Barcelona sin Messi, la verdad no sé donde estaría. Sin dudas, muchísimo peor que ahora.
-¿Y qué te dejaron sus últimas señales en la Selección?
Me dieron la imagen de un jugador que estaba feliz. Lo vi realmente muy feliz en la Selección. Eso es lo que me transmitió, además de una actitud comprometida, solidaria, adentro y afuera de la cancha. Asumiendo su liderazgo sin ningún inconveniente. Un liderazgo que por supuesto no se lo da la cinta de capitán. Que se lo ganó sin poses, sin gritos, sin puteadas y sin apelaciones a pedir huevos o cosas por el estilo que solo suman confusión. Messi nunca se olvidó que todo lo que tiene se lo debe gracias a la pelota. En este sentido es igual a Maradona, más allá de las diferencias en el carácter, porque Diego siempre fue más confrontativo. El gran refugio es la pelota. Y Messi lo entiende a la perfección. Esa relación mágica que mantiene con la pelota. Y su orgullo.
-¿Su orgullo?
Sí, claro. Tiene un orgullo bárbaro. Y lo demuestra claramente. Porque siempre quiere colaborar, ayudar al equipo, generar, crear, elaborar, llegar a posición de gol.
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-Más allá de las dificultades que encuentra, ¿advertís que a los 33 años está en plenitud?
En estas circunstancias en que atraviesa el mundo por el coronavirus, donde es tan difícil y tan necesario organizar la tristeza, nadie puede estar en su plenitud. Pero Messi, a pesar de todo, sigue siendo Messi.
-Antes te referiste a su compromiso con la Selección. ¿Cómo lo identificás?
Por las formas y las maneras en que se comunica con sus compañeros, con Scaloni, con el grupo de colaboradores y con todos en definitiva. Esto se ve. Y no es que está feliz porque hace lo que se le da la gana. Se siente bien contenido y respaldado en la Selección. Participando como él tiene que participar. Apoyando la idea futbolística de la Selección. Y expresando naturalmente lo que piensa. Claro que de aquí en adelante viene lo más complicado, que son las Eliminatorias.
-Scaloni repite que la base de la Selección la tiene.
Sí, es cierto. Y es muy importante. Como también son muy importantes los ex jugadores que lo acompañan, como Ayala, Aimar, Samuel, Placente. No está rodeado de alcahuetes. Y por otra parte nadie sueña con desplazarlo. Ese apoyo que encuentra Scaloni es una ventaja muy pero muy valiosa.
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