No sirven las especulaciones, importa lo que ambos sean capaces de hacer en el momento indicado. El Superclásico arrancará a las 17.15 en el Monumental con arbitraje de Mauro Vigliano y una expectativa singular.
No juegan los favoritismos ni las lógicas futboleras en el gran clásico del mundo. Sí lo hacen los imponderables, las actuaciones fugaces que hacen historia y esos detalles que hacen de un River-Boca un evento deportivo único. El de hoy, desde las 17.15, con una carga especial, una expectativa muy marcada, porque a la rivalidad habitual, a las ganas mutuas de ganarse, a nivel hinchas y a nivel profesional en ambos planteles, River acumula un deseo particular por este duelo Monumental. Un deseo particular agigantado tras el retorno a Primera tras la humillación del descenso y el paso por un año por la B Nacional. Juntó ganas adicionales el mundo River luego de tanto bastardeo, tantas chanzas recibidas de todo el ambiente y particularmente de su acérrimo rival.
Tras la vuelta a Primera, ganaron un clásico cada uno y se registraron dos empates. Pero para River la cuenta de la revancha no se detuvo y hoy aguardará la visita boquense con esa singularísima expectativa, que todos queremos se refleje en el nivel de juego de ambos conjuntos: del que aparece mejor y marcha puntero, River, y de aquél que en pleno torneo despidió al DT más ganador de su historia y se vio obligado a resurgir de a poco, todavía deambulando en mitad de tabla, Boca.
Es inútil especular acerca de quién llega mejor. Remanido recurso que, como dijimos, la realidad no contempla al igual que los favoritismos. Objetivamente, River es más que Boca individual y colectivamente. La tabla no miente en tal sentido. Pero a su vez, Boca cuenta con algunos argumentos que pueden volcar la balanza en su favor. Técnicos y tácticos. Esto dicho amén del estado del terreno que juego que presente hoy el Monumental. River hace correr a todos sus rivales, los desgasta primero presionando y luego moviendo el balón dentro de un más amplio sentido ofensivo, donde mete miedo por su calidad y sus variantes. Boca en apariencias, no tiene demasiado material de contención en proporción al de apertura en ataque, pero nadie puede asegurar que River haga valer su mayor volumen de juego.
El factor arbitraje también cuenta y es materia de análisis. Mauro Vigliano dirigirá su primer Superclásico en un lapso de su carrera no tan nítido, no tan claro. Como árbitro internacional, tiene que ser tenido en consideración y de hecho, eso sucedió en el ámbito de la AFA. Pero no es de lo más indicado para esta ocasión, estando a disposición nombres como los de Néstor Pitana, Diego Abal y Germán Delfino. Su performance también nos invitará a la crítica que esperemos sea positiva.
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