Vacío de fútbol, sin la actitud ni el oficio que se requieren en este tipo de circunstancias, Boca parece hacer todo lo posible para que se le escape de manera increíble un título que tenía en las manos, aunque al atardecer del domingo le volvió el alma al cuerpo por el empate de River que determinó que otra vez el Xeneize dependa de sí mismo para ser campeón.
Pero la actuación de Boca en Parque Patricios fue una muestra más de un equipo sin alma, sin reservas futbolísticas ni físicas y que ni siquiera pudo sostener un resultado al que había llegado de casualidad en su única aparición seria frente al arco rival. Y como lógica consecuencia, fueron otros dos puntos perdidos de manera insólita y con todos los fantasmas por delante en cuatro fechas de cierre que lo encuentran en su peor momento.
¿Qué le está pasando a Boca? Primero y principal, hay que decir que nunca se mostró como un equipo confiable. Salvo en esa parte final del año pasado que encontró a Gago recuperado, al mejor Tevez y a un Centurión explosivo, lo que vino después fue todo para mal, salvo en algunos partidos puntuales, como ante Vélez y Arsenal.
La salida de Tevez a China fue clave, el comienzo del fin. Pero también influyeron las continuas lesiones de Gago y también las de Centurión, acompañadas de situaciones extrafutbolísticas que no hicieron más que desestabilizar a un equipo sin carácter. Flojo en defensa, con dos centrales poco confiables y dos laterales que saben atacar pero no defender, sumados a un arquero sin experiencia, Boca se mostró habitualmente como un equipo vulnerable. En el medio, alcanzó algo de personalidad con el ingreso de Wilmar Barrios, pero ésta versión de Gago, mal desde lo físico, y un bajón evidente en Pablo Pérez, dejaron desprotegida una zona clave. Boca no genera juego en el medio y el equipo queda partido en dos, porque los volantes no acompañan a los delanteros ni tampoco aportan para ayudar a la defensa.
Y si a esto le sumamos un técnico que falla en los planteos, que se encapricha en sostener a jugadores en bajo nivel, que le pifia en los cambios y no sabe como levantar a un equipo sin alma por falta de liderazgo, todo se complica aún más.
Boca se arrastra en la cancha y no tiene ideas ni espíritu para salir del momento, lo que lo deja expuesto, más allá de los resultados de otros, a una encrucijada difícil de resolver. Necesita reinventarse, de manera urgente si no quiere rifar un título que parecía tenerlo asegurado.