Elizondo reconoció que las canchas de Primera División no están a la altura. Aseguró que no piensa en la reelección ni lanzarse a la política.
-Muchos dirigentes tienen el fútbol como un trampolín a la política ¿A dónde pensás que te puede ubicar la conducción de la Superliga?
-A mi casa, en Mercedes.
-¿No ves nada más?
-No, no. Tendré que seguir trabajando en algún lado después de esto. Pero no en la política. Quiero ordenar el fútbol en todos los aspectos que pueda contribuir, pero no lo pienso como vía para otra función.
-¿Reelección?
-Ni pensándolo.
-¿Quién tendría que sucederte? ¿Pensás que un dirigente de club?
-No sé. Lo que creo, tomándome una atribución de pensar cómo pueden pensar los dirigentes en este momento, es que tener una persona que no venga de ningún club soluciona muchos problemas que si (el presidente de la Superliga) viene de una institución. La procedencia te sesga. Sus pares, van a decir: tomó tal decisión para beneficiar a tal o perjudicar a otro. Al no venir de nadie, y ser de todos, te permite tomar decisiones tranquilo sin temer a que interpreten una equivocación. Eso te da un grado de libertad mayor.
-¿Escuchaste mucho la evocación a Grondona por parte de los dirigentes?
-Sí. Escuché evocaciones a Grondona y te diría que es lógico porque fue una persona que comandó el fútbol argentino de una manera particular, no estoy calificando, durante muchísimos años. Es lógico que se hable de él y se lo evoque. Yo no lo conocí pero muchos de los que están en el comité ejecutivo lo trataron. Una figura tan fuerte, es lógico que siga generando recuerdos. Grondona genera recuerdos. “Grondona hubiese hecho esto o lo otro”, para un caso local, de Conmebol o de FIFA...
-¿Te gustaría que se te compare con él?
-(Piensa) No lo sé. Cuando se compara puede ser para bien o para mal. Pero comparar también es ponerlo a la misma altura lo que es objeto de comparación. Lo positivo y lo negativo. Yo hago mi trabajo. El hizo el suyo en su momento. Yo hago el mío en mi momento y cuando lo termine, dirán si lo hice bien o mal.
-¿En qué lugar te gustaría dejar la Superliga?
-Cuando me vaya, la Superliga va a existir. Cuando llegué no existía. Va a tener un nombre y un respeto. Las discusiones de hoy, serán una anécdota. La Superliga va a tener un lugar que hace un año no tenía. Va a tener un saneamiento económico financiero y una competencia que hace un año atrás no tenía. Cuando termine ese proceso seguramente será el tiempo de infraestructura. La historia de la superliga no termina ahora, tendrá su final de acá a 100 o 200 años…
-¿La infraestructura es un déficit?
-Hay muchos estadios refaccionados, el más nuevo es el de La Plata. Obviamente tenemos estadios viejos. Tienen 50, 60 o 70 años. En el mundo, todos tienen muchísimos menos. Tenemos que trabajar en la insfraestructura. Estamos trabajando primero en lo económico -financiero. No implica tener estadios mejores volteando los actuales. El Leganés es “nuevo”, pero no es nuevo. Modificaron accesos y tecnología para que parezca nuevo. El Real Madrid o Barcelona tampoco construyeron la semana pasada. No es malo un estadio con cierto recorrido del tiempo, pero si tenemos que tener un cuestión tecnológica. Es un déficit de nuestro fútbol. Los estadios del mundo tienen accesos gratuito de internet, retaurante, estacionamientos, tiendas oficiales, butacas cómodas, techo en las plateas y populares. Ahí tenemos que apuntar.
-¿Que más le falta a la Superliga?
-Tiempo. Seguir en este proceso de orden. Mejorar la competencia, la infraestructura, el servicio, la tecnología, algunos campos de juego. Mayor comodidad, trabajar más con divisones inferiores. Tratar de retener los jugadores en nuestra competencia: La Argentina es un país exportador y lo fue siempre. Es uno de los tres más exportadores del mundo, que nos ven como generadores de talento. Nuestro slogan es “donde nacen las estrellas”. Mejorar la seguridad…