El segundo capítulo de un ranking lleno de goles, mujeres, fiestas y excesos. Varios apellidos imperdibles e historias insólitas. No te la pierdas
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1- Diego Maradona


¿Qué contar del Diego que no se sepa? Se enfiestó en todos lados: desde Montecarlo hasta Dubai, ahora. Vivió: Diego, vivió. No se perdió una. No se privó de nada. Se pasó en excesos, sí: "¿Sabés qué jugador habría sido si no me hubiese drogado?".

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2- Paul Gascoigne


Paul está roto. Destruido. Es la clara muestra de lo que causan el alcohol, las drogas y las mujeres; los excesos. Es menos que la caricatura de aquel jugador que anduvo bárbaro entre el '80 y '90, ícono de la selección inglesa.

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Siempre tuvo problemas de alcoholismo. Fue una parte normal de su vida. Le adjudican la enfermedad a la depresión. Nunca pudo superar el hecho de ser un ex jugador. Se lo vio durmiendo en la calle, y sus amigos aseguran que llegó a estar tres semanas seguidas tomando gin puro, en su cama, tirado.

Muchos ex compañeros se hicieron eco de su estado de salud, pero todavía no cambió nada.


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3- Romario


Ronaldo contó que fue el "Chapulín" quien lo inició en las "fiestas sexuales". El que le marcó el camino de la luna y las chicas. En Valencia, donde llegó en el '96, armó un despelote. Salía todas las noches previas a los partidos. La prensa hablaba sólo de sus desastres nocturnos. Una tarde se sentó en la sala de prensa. Enfrentó a los periodistas. Los dejó hablar: todas las preguntas y comentarios hacían referencia a eso, a su relación con la fiesta.

El "Chapulín", frío como en el área para definir, los dejó hablar. Hasta que se decidió a responderles: "Les voy a decir algo: si no salgo, no hago goles. Así que el viernes a la noche voy a salir y el sábado voy a hacer dos goles".

Sí, los metió.


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4- Ronaldinho


Dinho es especial. Si bien siempre fue cercano a la joda, hubo un momento en el que se dedicó a ser el mejor del mundo: en Barcelona, antes de dejarle su legado a Lionel Messi. Después empezó a desbarrancar. Primero en Milán. Después, volvió a Brasil a hacer un poco de lío: se subió a las comparsas del carnaval de Río de Janeiro en Flamengo. Y en Atlético Mineiro, otra vez, se puso un objetivo: ganar la Copa Libertadores. Lo hizo, por supuesto.


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Ahora está en México. Cada tanto, sube fotos con mujeres a su cuenta de Instagram. Los dirigentes quieren sacárselo de encima. Cuentan que es un excelente anfitrión de fiestas. Ya no se preocupa por el fútbol.

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5- Héctor Veira


Un tipo que afirmó que "le gusta tanto la noche que al día hay que ponerle un toldo". Adentro de la cancha, tiene varias anécdotas. Una tarde, con la camiseta de San Lorenzo, lo estaban bailando. "Oveja" Telch, enojado, le pidió que corra. "Corré vos, que para eso te acostas a las 8 de la noche", le contestó el "Bamba".

Veira tenía de socio al "Loco" Doval. Juntos, hicieron de todo: iban a cabarets, salían a bailar, se perdían en la noche. "Muchas veces me iba del telo a entrenar", contó, también, el técnico campeón del mundo en River. Fachero, mujeriego, arrancaba con "la patrulla" a las 8 de la noche.

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6- José Manuel "Charro" Moreno


Señores, éste les marcó el camino a todos. El "Charro" era el mejor de su época. Salía, tomaba y llegaba una hora antes del partido. Lo metían en la ducha y le daban café. Se recuperaba. Y la rompía. Tenía una particularidad: su principal compañero de la noche era "Don José", su papá. Juntos se mostraban en cabarets, rodeados de copas y mujeres.

En un momento, los dirigentes de River se hartaron. No aguantaron más su ritmo de vida. Lo hicieron tomar leche durante una semana. Al siguiente partido, no la tocó. Volvió a sus malos hábitos. A su viejo nivel.


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7- Jorge "Mágico" González


Aquellos que lo vieron hablan de que pudo haber sido uno de los mejores jugadores del mundo. Que le sobraban talento, categoría y capacidad. Le faltaba disciplina. Fumaba, tomaba y salía. Era normal que no vaya a entrenar. Le gustaba dormir, al "Mágico". Una vez, Veira, técnico de él en Cadiz, fue con una orquesta de mariachis para despertarlo. "Me levanto porque me gusta la música, nomás", le respondió el salvadoreño por la ventana.

El Barcelona quiso comprarlo. Para verlo de cerca, lo llevaron a una gira por Estados Unidos. Una madrugada, sonó la alarma de incendios del hotel. Los jugadores evacuaron. Todos. Menos uno: el Mágico, que se quedó en la cama durmiendo, con una mujer.

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8- René Houseman


Campeón del mundo en 1978, llegó a convertir goles de los cuales no se acuerda porque estaba borracho: contra River, en el '75, mientras deambulaba por la cancha sin noción de donde estaba. El "Loco" viene de orígenes humildes. Nunca renegó —ni se alejó— de ellos.

Sus escapadas de las concentraciones eran un clásico. A veces se iba a jugar al fútbol en el barrio; otras a fiestas, a tomar. En River, desapareció 15 días: se escapó a Santiago del Estero.

Ahora es normal verlo por la zona de Barrancas de Belgrano, sólo, en alguna mesa, en bares, vestido con algo de Excursionistas, tomando cerveza. Es parte de la geografía de esa zona.

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Elio Montaño


Jugó en Boca, Central, Newell's, Peñarol de Uruguay, entre otros, entre 1949 y 1963. Y se jugó él una noche, en el casino de Montevideo: se tiró arriba de la mesa de la ruleta al grito de "¡me juego!". Peronista, compartió fiestas con Juan Domingo Perón.

Hasta hace poco, con casi 90 años, se lo veía en la sede del club Huracán, o en alguna plaza de Parque Patricios, sentado, mirando a los chicos jugar.

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10- Faustino Asprilla


"Cristiano Ronaldo no sabe hacer fiestas: las nuestras eran mejores. En Parma llenábamos la casa de mujeres, pero nadie se enteraba. No había celulares ni redes sociales. Filmábamos, sí: pero las grabaciones las tengo en casa", lo atendió el colombiano.

En Italia, sus "rumbas" se hicieron famosas. Fabio Cannavaro, campeón del mundo en 2006, dijo que eran "muy buenas". Cuenta la receta para la fiesta perfecta: "Mujeres, una fiesta sin mujeres no existe, buena música, buen traguito y la voluntad de cada uno".

Jura que sus salidas eran en las semanas largas, cuando no habían partidos en el medio, porque "un jugador tiene derecho a salir". Un crack.

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