Fútbol
Un análisis de quien será el encargado de suceder al técnico más ganador de la historia de Boca, quien fue su maestro, en esta nota exclusiva
Tozudo, como marca la sangre, el Vasco Rodolfo Arruabarrena se mostró siempre muy firme en sus convicciones, sin necesidad casi de levantar la voz. Hijo dilecto de Carlos Bianchi, a quien paradójicamente le toca reemplazar, quizá haya sido su mejor alumno en cuanto al optimismo, un valor que le permitió al Virrey potenciar a jugadores que tal vez dieron más de lo que se podía esperar de ellos.
Una papa caliente tuvo que tomar en su debut: intentar que Tigre zafara tanto de descenso como de la promoción, en la segunda parte de la temporada 2011/2012. Logró ambas cosas (antes logró una victoria en un partido pendiente ante Independiente como carta de presentación), con seis partidos ganados, otras tantas derrotas y siete igualdades.
Pero había sido tan pobre el puntaje en la temporada 2009/2010, que debió trazar poco menos que un milagro para sostenerlo en Primera. Se evaluaba que tenía que sacar Tigre entre 60 y 65 puntos y consiguió 63, salvándose tras una igualdad ante Independiente, en la última fecha, a la que arribó incluso con chances de poder pelear el campeonato.
Pero más allá de cuestiones numéricas, que pueden llegar a aburrir y a agobiar está lo otro. Al verlo trabajar, se comprobó que el Vasco había sabido aprehender mucho de lo que había observado del entrenador con quien ganó todo en Boca. "Sabemos que estamos metidos en esto y ahora no vale ni sirve mirar para atrás, sino simplemente hacer todo lo posible para dejar al equipo en Primera, había dicho cuando se le refirió acerca de la problemática situación en la que había tomado al club de Victoria, en sus primeros pasos como entrenador.
Claro que los hinchas podrán hacer hincapié y esto sin intentar ofender a nadie, que no es lo mismo dirigir a un equipo grande. Además, tiene como antecedente la pobre campaña llevada a cabo en Nacional de Montevideo. Pero carácter para estar al frente de un grupo y timonear a este Boca que hoy por hoy parce un barco a la deriva, Arruabarrena ya ha sido capaz de demostrar que no le falta.
Pero había sido tan pobre el puntaje en la temporada 2009/2010, que debió trazar poco menos que un milagro para sostenerlo en Primera. Se evaluaba que tenía que sacar Tigre entre 60 y 65 puntos y consiguió 63, salvándose tras una igualdad ante Independiente, en la última fecha, a la que arribó incluso con chances de poder pelear el campeonato.
Pero más allá de cuestiones numéricas, que pueden llegar a aburrir y a agobiar está lo otro. Al verlo trabajar, se comprobó que el Vasco había sabido aprehender mucho de lo que había observado del entrenador con quien ganó todo en Boca. "Sabemos que estamos metidos en esto y ahora no vale ni sirve mirar para atrás, sino simplemente hacer todo lo posible para dejar al equipo en Primera, había dicho cuando se le refirió acerca de la problemática situación en la que había tomado al club de Victoria, en sus primeros pasos como entrenador.
Claro que los hinchas podrán hacer hincapié y esto sin intentar ofender a nadie, que no es lo mismo dirigir a un equipo grande. Además, tiene como antecedente la pobre campaña llevada a cabo en Nacional de Montevideo. Pero carácter para estar al frente de un grupo y timonear a este Boca que hoy por hoy parce un barco a la deriva, Arruabarrena ya ha sido capaz de demostrar que no le falta.
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