El suizo Gianni Infantino se transformó en el hombre más importante del mundo del fútbol tras ser elegido este viernes como nuevo presidente de FIFA, pero su nombre es una sorpresa para muchos.
Tiene 45 años, nació Brig y es abogado. Ha sido el rostro amable de la UEFA, el simpático conductor de los sorteos de la Champions que trataba de hacer comprensibles los numerosos condicionantes de la primera fase y que, una vez descartado Michel Platini, por su inhabilitación, dio el paso al frente para liderar la reconstrucción de la FIFA.
Pero para dar el salto desde la UEFA a la cúspide mundial, fue fundamental el apoyo de jugadores, entrenadores y las dos confederaciones más poderosas del planeta.
Es políglota -habla perfectamente inglés, francés, italiano, alemán y español- y cercano al fútbol español, donde estuvo becado por la Liga de Fútbol Profesional y ha dado conferencias a los clubes sobre reformas de la UEFA. Además, quienes lo conocen aseguran que en esos años se transformó en un fanático del jamón.
Cabe destacar que llegó a la UEFA en agosto de 2000, para desempeñarse en cuestiones legales, comerciales y profesionales del fútbol. Así fue nombrado Director de Asuntos Jurídicos y Licencias de las Divisiones de Clubes en enero de 2004 hasta que, en 2007, fue ascendido a Secretario General Adjunto en 2007, cargo que ocupaba hasta las elecciones.
El nuevo presidente de la FIFA tiene en su C.V. la implantación del Fair Play financiero, la expansión de la Eurocopa a 24 selecciones y la idea de ampliar el cupo para el Mundial a 40 selecciones (¿logrará implementarlo en Qatar 2022?).
Tiene tras de sí el apoyo de la gente del fútbol. Luis Figo, Roberto Carlos, Fernando Hierro, Samuel Eto'o y Cafú, han reforzado su campaña, lo mismo que entrenadores como Mourinho, Capello o Alex Ferguson, más la Asociación Europea de Clubes, pese a sus reticencias para ampliar la Copa del Mundo.Prometió un secretario general africano y se declaró "sudamericano", ante la CONMEBOL, cuando las dudas de la Confederación Brasileña amenazaban con romper la unanimidad de la CONMEBOL a favor suyo.
Ahora, Infantino tiene por delante la tarea de llevar a buen puerto la mayor reestructuración que ha sufrido la FIFA en toda su historia, unos cambios que deben acallar las críticas de corrupción, que deben apagar el fuego encendido entorno a la elección de Rusia 2018 y Qatar 2022 y que, de forma casi inmediata, deben volver a atraer patrocinadores, porque la FIFA ha anunciado que cierra el ejercicio 2015 con pérdidas, por primera vez desde 2002.