Lisandro López tocó con la varita mágica a Javier Correa cuando salió reemplazado en su despedida del club y Racing, que dependía de sí mismo, consiguió el necesitado triunfo ante Godoy Cruz por 2-1 en la fecha de definiciones para meterse en la próxima Copa Sudamericana.
Fernando Gago sacó a "Licha" a los quince minutos de manera simbólica para que el Cilindro de Avellaneda estalle de emoción y se una en una ovación para su ídolo, que jugó su último partido con la camiseta de La Academia.
Y en su lugar entró el cordobés Correa, que a los diez minutos de haber ingresado al campo puso en ventaja al conjunto albiceleste con una potente volea desde la puerta del área tras la asistencia aérea de Fernando Prado.
Todo el Cilindro gozaba de alegría, se abrazaba de emoción y acariciaba la clasificación, hasta que el Tomba se animó a ponerle suspenso apenas tres minutos después de que Racing se ponga en ventaja: Nelson Acevedo habilitó de cucharita a Ezequiel Bullaude que, al borde del offside, controló y venció las intenciones del Chila Gómez para poner el trámite 1-1.
La Academia hizo mejores méritos colectivos, supo minimizar el estilo del equipo de Diego Flores y tuvo su premio tras la salida de los vestuarios, con Javier Correa nuevamente como protagonista, porque a los 120 segundos del descanso, recibió de Carlos Alcaraz un pase filtrado por arriba y definió al segundo palo. 2-1 y Racing a la Sudamericana, mientras Argentinos le metía presión.
Los de Avellaneda terminaron sufriendo la última parte del juego pese a jugar desde los 72 con superioridad numérica por la expulsión de Tomás Badaloni. Lo salvó en reiteradas ocasiones el "Chila" Gómez, que en tiempo cumplido se vistió de héroe y sacó un cabezazo de Canteros que tenía destino de gol.
Con 53 puntos, Racing se sostuvo en la zona de Sudamericana y cumplió el objetivo de urgencia del conjunto de Fernando Gago. Un premio consuelo a un año que quedará para el olvido, pero una clasificación que servirá de trampolín para meterse de lleno en la próxima temporada y arrancar de cero con un torneo internacional por delante.