Fútbol
En una mañana que se hizo tarde en medio de marchas y contramarchas por el regreso a Buenos Aires, al Pelado y al plantel se los observó tranquilos y relajados, con la confianza en que el Granate se meta en la pelea
Las cosas no le salieron como lo esperaba el riojano. Primero por el resultado ante Olimpo donde el equipo estuvo cerca de ganarlo y luego porque por cuestiones climáticas, el plantel recién se fue de Bahía Blanca pasado el mediodía, con alteraciones para las horas de descanso y con la tensión de una espera de la que Diario Popular fue testigo. "Estamos tranquilos, porque si Lanús no pierde con Tigre el partido pendiente, va a estar en la pelea y luego juegan contra Gimnasia, está todo muy parejo, falta mucho", le dijo Ramón Díaz a este enviado mientras esperaba para embarcar a Buenos Aires ayer a la tarde.
Ramón saca cuentas y piensa que el empate ante Olimpo no sirve, pero sabe que una derrota hubiera sido peor. "Fue duro Olimpo, en una cancha que estaba pesada, pero siempre lo fuimos a buscar, nos faltó poco, pero seguimos ahí", advirtió mientras se sacaba fotos con algunos empleados del aeropuerto y con pasajeros del vuelo 1645 al que subieron casi sobre la hora y lejos de la comodidad de la categoría primera. El lamento por no haber sumado de a tres estaba en el cuerpo técnico, pero no había ánimo de derrota.
Ramón sabe que tienen todo para sumar los nueve puntos que le restan al equipo. Racing, Argentinos Juniors ya descendido y Quilmes que al igual que el Bicho es probable que para esa fecha ya esté condenado. Y cuando analizan el panorama del puntero Gimnasia, saben que les quedan paradas muchos más complicadas, en especial piensan y le encienden velas al Melli de Lanús. Los cálculos son exactos: si le ganan a Tigre, el granate alcanza al Millo y luego visita al Lobo. En esa combinación es muy probable que los de Barros Schelotto no pierdan y así, ganando River, arriban a las últimas dos fechas con punta compartida.
Todo el plantel de River hace la misma cuenta y por eso en la antesala del embarque, en el propio avión y en la llegada a Aeroparque, lo que menos había en los jugadores eran gestos de malhumor o fastidio por los retrasos y el empate. Los jugadores aceptaron decenas de fotos y hasta hablaron y se rieron con un grupo de chicos y chicas que parecían estar en un viaje de egresados siendo los jugadores parte de la salida grupal. Así River volvió de Bahía con la fe intacta y sabiendo que el empate duele, pero no lastima.
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