El fútbol argentino recibió ayer al primer campeón de la temporada: Deportivo Riestra. Tras una campaña notable y a tres fechas del cierre del calendario, el equipo de Guillermo Szeszurak pegó el salto a la "C". Más que merecido.
En la función consagratoria de ayer, que arrancó nada menos que con un llamado telefónico más que motivador de Diego Maradona cinco minutos antes de la hora señalada para el arranque del partido y que se cerró con la invasión de sus hinchas cuando el resultado favorable era de 3 a 2, hubo un primer tiempo de alto vuelo, con tres goles en veinte y tres minutos, y otro en donde el relajamiento y la ansiedad de los de afuera le dieron vida a un Sportivo Barracas más que digno que terminó reclamando, con razón, por lo minutos que quedaron en el tintero.
En el medio vale resaltar el juego de Víctor More, 37 años, el Riquelme de la "D" que llegó a jugar en la primera de Huracán a la par del Rolfi Montenegro, Sixto Peralta y el Chipi Barijho y los golazos de Jonathan Herrera y Sebastián Soto.
Lo cierto es que el objetivo mayor se alcanzó a partir de una comunión que se dio entre el gerenciamiento que llegó de la mano de Víctor Stinfale, amigo y abogado de Diego Maradona y hombre fuerte de una bebida energizante, que le dio un matiz muy profesional al club, y el sacrificio de aquellos que están desde siempre, como José Turri, quien en nombre y bajo el recuerdo de su hijo Pablo dedicó horas e hipotecó su salud en función de la blanca y negra, los Salorio, familia de futbolistas símbolos, actualmente abocados al rol de dirigentes, los Pisapia o hasta la simpática "Calabacita", encargada de darle forma de foto a cada uno de los brillantes pasos del equipo.
Claro que detrás de "Los Malevos de Pompeya", que se instalaron su estadio en el Bajo Flores, detrás de la tribuna visitante de San Lorenzo, hay toda una historia. La misma que identifica al club con la patria chica de los Bonavena, con Vicente, hermano de Ringo a la cabeza, o con el refugio futbolístico del final de las carrera de los Romagnoli, Atilio y Argentino, padre y tío del "Pipi".
En definitiva, todo esto y mucho más hace a la grandeza y la vida de una institución y una barriada que vive hora de fiesta futbolera y que ya palpita lo que se viene, como los choques con Sacachispas, clásico de ahora y siempre, o el cruce con otros gigantes de la "C".