River puso primera en la Superliga con un triunfo que pudo tener un mejor color pero que, por impericia ofensiva y por una actuación descollante de Josué Ayala, no lo tuvo. De ese modo, el Millo acabó atravesando momentos de sufrimiento que obligaron a una noche atenta de Lux y que hará que Gallardo deba seguir trabajando para encontrar un equipo que por ahora sigue teniendo baches. El gol de Ignacio Scocco le dio los tres puntos, pero por ahora, le falta rodaje.
La iniciativa fue de River como es habitual. Con Auzqui por la banda izquierda y el Pity por la derecha, con el doble 9 de Scocco y Alario y con Nacho Fernández de enganche. Un planteo muy ofensivo que tuvo enfrente a un Temperley que se vio obligado a que sus volantes ofensivos, Di Lorenzo y Figueroa, estén con obligaciones de marca muy lejos de la defensa rival.
Ese fue el primer gesto del partido inicial del torneo para el Millo y el Gasolero que en un cuarto de hora sólo ofreció una clara jugada de la visita que acabó con un frentazo alto del Pity. Además tuvo otra tras una acción colectiva interesante. Se repitió con el mismo Pity y una media distancia sin precisión. Mientras que el local tuvo una llegada con un centro que por milímetros no conectó Nani de cabeza.
Así se fue pasando la media hora de juego que, con el correr del tiempo le dio lugar a las imprecisiones, a la lucha, al contacto físico, a las pelotas prestadas y a los pelotazos que no causaban emociones. Pero la jerarquía también juega y mucho porque Pity lo dejó a Scocco en zona de disparo y el delantero en la primera que tuvo le dio un latigazo abajo que le sacó la paz a la red.
No era más River, pero ganaba y le cambiaba la historia al juego. Esa misma jerarquía para atacar, la tuvo para defender primero Maidana a Ozuna y luego Lux a Sotelo. Dos clarísimas para el Gasolero que se toparon con la excelencia de los nombres propios.
El primer tiempo se acabó con una ventaja parcial para el equipo de Gallardo más por la clase certera de Scocco que por el desarrollo general del juego. Allí los locales tuvieron una leve mejoría en su andar andar con tres situaciones peligrosas que no pudo conectar.
En el inicio del segundo tiempo, Gallardo preocupado mandó al campo a Enzo Pérez y a Ariel Rojas. En un par de toques la idea le resultó porque, de no ser por Ayala, el arquero de Temperley, hubiera habido partido liquidado. Alario falló dos mano a mano, un poco por impericia y bastante por la gran plasticidad del portero que le sacó un disparo casi en el área chica y un cabezazo a contrapierna sin marca. A pesar de ir perdiendo el Gasolero no podía agarrar la pelota y todo era de River gracias al control que generaban Rojas y Enzo Pérez.
No lo podía liquidar porque Ayala otra vez dijo acá no pasarán y se quedó con el segundo grito de Scocco poco antes de la media hora de juego de esa segunda etapa. Entonces, ante tan mínima diferencia, el Celeste se animó y Figueroa no pudo empatar lo que no merecía porque Lux otra vez dijo que no. Los minutos finales, desde la pelota parada y la altura de sus centrales, Temperley le dio otra tónica a ese arranque arrollador de la Banda y le metió dramatismo al juego. Con esa sensación se fue el partido y con River ganando y sabiendo que aún le falta.