El trono de Marcelo Gallardo no le quedó grande a Martín Demichelis. El entrenador de River Plate, que volvió luego de 20 años -también se fue campeón- y se hizo cargo de un club con la vara alta tras ocho años gloriosos con los 14 títulos del Muñeco, se asentó con una corona. Su soñada 'maquinita' arrasó futbolísticamente, se hizo casi imbatible en el Monumental, batió récords y fue el más goleador. En fin, el mejor desde todos los aspectos.
La Liga Profesional le quedó chica a este River. O a la inversa: River le quedó muy grande al torneo argentino. Lo cierto es que este equipo marcó una clara diferencia con su estilo y suculento plantel. Con cifras abrumadoras, se quedó con el título 70 de la historia de la institución dos fechas antes.
El entrenador argentino, pero con tinte alemán y estilo europeo, condujo al campeón rompiendo marcas brillantes. En su moderno estadio, consiguió 13 triunfos seguidos -10 consecutivos en el certamen local más otros 3 en la Copa Libertadores- para alegrar a las más de 80 mil almas que se acercaron cada partido. Ese fue otro condimento agregado: la gente, que por 40 vez al hilo agotó las localidades para el partido ante Estudiantes.
Además, Micho, con su espectacular campaña, se adueñó del tercer mejor arranque en la historia del club, detrás de José María Minella y Carlos Peucelle, otros dos emblemáticos técnicos de la casa. Y más: es el único entrenador que ganó 14 de los primeros 15 encuentros disputados en Udaondo y Figueroa Alcorta.
River fue una Ferrari. Aceleró y conquistó la carrera tres vueltas antes. Con 57 puntos, solo cuatro partidos perdidos, tres empates y 18 duelos ganados, resultó inalcanzable, primero para San Lorenzo, y después para Talleres, que peleó hasta donde pudo y se rindió a los pies del nuevo Rey de Argentina.
El Millonario marcó 45 tantos. Recibió 16 y es el que tiene la mayor diferencia de gol, con 29, contra 19 de los cordobeses y 13 del Ciclón, los que completan el podio. Aplastante.
Ganó el Superclásico (1-0 con gol agónico de Miguel Borja). Además, cuando los enfrentó, derrotó a casi todos que juegan los torneos internacionales: 2-1 a Argentinos (Libertadores), 1-0 a Newell's, 3-0 Huracán, 1-0 a Tigre, 1-0 a Defensa y Justicia, 3-0 a Gimnasia (Sudamericana). Empató con San Lorenzo y le resta jugar contra Estudiantes (el sábado) y Racing, en la última fecha.
Su talón de Aquiles fue Córdoba, donde perdió con Talleres y Belgrano. Tampoco pudo con Arsenal -la única caída en casa- y Barracas Central. Ahí sus únicos cuatro tropiezos. Pero cuando aceleró, la Ferrari fue inalcanzable. Fue el campeón más campeón de los últimos tiempos. Y estuvo a la altura del ADN glorioso que River lleva en la sangre y que lo llevó a otra nueva consagración.